La violencia en el futbol llegó hasta Brasil, en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores entre el Santos y el Independiente de Argentina. 

El partido tuvo que ser suspendido al final, debido a los incidentes provocados por los aficionados brasileños, luego de que el conjunto brasileño perdiera en la mesa el partido de ida, por la incursión indebida del uruguayo, Carlos Sánchez. 

El Santos incurrió en alineación indebida con el exjugador de los Rayados, al no cumplir con un partido de suspensión en su etapa como jugador del River Plate y a pesar de 0-0, la Conmebol le decretó el triunfo a los argentinos 3-0. 

Santos tenía la vuelta en casa para revertir el marcador sin embargo, al minuto 80, el marcador seguía empatado din goles y la afición se cansó de ser paciente. Comenzaron a lanzar bombas de estruendo al banquillo del Independiente. 

Algunos aficionados  comenzaron a pelear por entrar a la cancha, pero la policía detuvo a las personas.

Las acciones de peligro se agudizaban en las tribunas y los policías se tuvieron que multiplicar para detener el problema. 

El árbitro central, Julio Bascuñán, finalizó el encuentro por falta de seguridad. 

Una vez que se retiraron los árbitros y el Independiente, los aficionados del Santos se metieron en el césped, y otra vez la policía se vio forzada a intervenir.