Adulterio, celos y muerte
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Adulterio, celos y muerte
La mujer de 49 años de edad, el lunes alrededor de las 8:30 de la noche, aceptó haber aprovechado la ausencia de su esposo para salir a platicar con otro hombre, al exterior de su casa. Para que nadie los viera subieron a una camioneta Ford que estacionaron frente a su vivienda.
“El hombre que es infiel a su esposa se dice a sí mismo: ¿Quién me verá? Las sombras me rodean, los muros me ocultan, nadie me mira; ¿Por qué inquietarme? El Altísimo no anotará mis pecados. ¡Sólo teme la mirada de los hombres, olvidándose de los ojos del Señor que son mil veces más luminosos que el sol, que observan todas nuestras acciones y que penetran hasta en los lugares más secretos!.... Tal hombre será pillado donde menos se lo piense, y será castigado en la plaza”.
Media hora más tarde fueron sorprendidos por el esposo, el cual se mostró agresivo y sometió a golpes a su esposa. Después sacó un cuchillo y se abalanzó en contra del hombre con el que estaba su mujer, le asestó varias puñaladas y, al verlo en muy malas condiciones, se fue.
“¿Es posible que el hombre se eche lumbre en el seno sin que se le queme la ropa? ¿Es posible caminar sobre brasas, y que no se le chamusquen los pies? De esa manera procede el que enamora a la mujer de su prójimo, quienquiera que la toque no podrá quedar impune. Los hombres no desprecian a un ladrón, si roba para hartar su alma hambrienta, pero si en eso lo cogen, tiene que restituir siete tantos, tiene que entregar todo lo que tenga en su casa.
“El adúltero carece de inteligencia, hace lo que puede destruir su alma. Recibirá heridas e infamia, y su falta no se podrá borrar. Porque los celos encienden la rabia del hombre, y no perdonará el día que se vengue. No hará caso dinero ninguno que compense, ni se contentará, aunque le hagas muchos regalos”.
Mientras la mujer pidió ayuda a los vecinos de su cuadra, ellos lo llevaron al hospital y cuando ingresó al área de urgencias dejó de existir “…Fue siguiéndola, hasta que por fin una flecha le traspase el hígado, así como el pájaro que se apresura caer en la trampa, sin saber que le cuesta la vida… Sé fiel a tu esposa. Bebe el agua de tu propia cisterna, bebe agua corriente del pozo que es tuyo.
¿Derramarás fuera el agua de tu fuente? ¿Harás que tu agua corra por las calles? No, que esas aguas sean tu propiedad exclusiva, que los extraños no las compartan contigo. Que sea bendita tu fuente, se feliz con la mujer de tus años juveniles. Ella es un amable cervatillo, una gacela llena de gracia, conténtate siempre con sus pechos, que su amor sea tu encanto continuo.
¿Por qué, hijo mío, te ha de arrebatar el amor de la mala mujer? ¿Porque estrechar el seno de una extraña?... Apartarte de la mala mujer para librarte de las caricias de la lengua extraña. No vayas a dejar que tu corazón arde en deseo de su belleza, no dejes que te fascine, con sus ojos, cautivándote. Pues por las queridas se ve el hombre reducido a no tener sino un pan, mientras que la mujer adúltera anda a caza de vidas valiosas… Ten a la inteligencia de parienta, para que te guarde de la mujer ajena, de la mujer de otro, que usa de suavecito lenguaje...”.
El hombre que mató al amante de su esposa, sorprendió a los propios agentes investigadores, a quienes les hizo entrega del cuchillo con el que ultimó a su víctima… se declaró culpable el pasado martes.
“El que se venga padecerá la venganza del señor… Perdona a tu prójimo el mal que te hizo, así, cuando hagas oración se te perdonarán tus pecados. ¿Es posible que un hombre tenga rencor a otro en su pecho, y que a pesar de eso busque la curación del señor? Si no tiene compasión a su semejante, ¿cómo se pone orar por sus propios pecados? Si él, con todo ser carne, guarda rencor, ¿Quién hará la expiación de sus culpas?”.
Lo que está entre comillas son frases tomadas del Eclesiástico y Proverbios.