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Adriana Villalpando: prendas de una saltillense, para los saltillenses
Cuando piensas que todo está perdido puedes llorar, pero el tiempo que decidas sufrir por esto dependerá de cuánto te tardes en ver que todo lo que necesitas está dentro de ti. De esta forma Adriana Villalpando descubrió su amor por la moda.
La diseñadora recién egresada de la UNID mostrará mañana, a las 17:00 horas en Casa Purcell, lo que pasa cuando sigues tus instintos, cuando haces lo que te gusta y lo que resulta de hacer todo “chido”.
La primera instrucción universitaria de Villalpando es como mercadóloga, esta profesión la llevó a Ciudad de México en busca de una mejor oportunidad laboral, así fue como comenzó a trabajar para una marca italiana de ropa interior para mujer que creaba sus diseños pensando en las necesidades de sus clientes.
“Por casualidad del destino me encuentro con esta marca que está hermosa, ‘Intimissimi-Calzedonia’, es de ropa interior pensada a cada tipo de cuerpo y con texiles únicos”, recordó Adriana sobre la empresa con la que trabajó desde el departamento de mercadotecnia. “Entonces me hacen estudiar todo eso (la composición y diseño de las prendas) y me encantó”, recordó.
El inicio
Imagina que estás en el metro, volteas al vagón que va en sentido contrario y tu mirada choca con la de tu alma gemela, un par de segundos son suficientes para saber que necesitas ver a esa persona de nuevo y ni la oscuridad del túnel ni las distancias de la ciudad van a impedir que el destino vuelva a repetir ese encuentro. Esto no solo pasa en las películas, ni solo en las relaciones interpersonales, le pasó a Adriana, ese breve encuentro con el mundo de la moda la marcó, aunque le esperaba un camino difícil, nada le iba a quitar ese flechazo.
“Anduve en otros rubros del marketing y no me gustó, me gustaba eso, el área de la moda, (después) me quedo sin trabajo y vivienda. Mis papás me dijeron, yo te ayudo, no te gastes tu liquidación y yo te ayudo a pagar la escuela, pero yo siempre he sido alumno irregular, o prefiero otras cosas entonces descuido un poco la escuela y me quitaron la beca, pero sigo estudiando”, platila Villalpando sobre el camino que la llevó a profesionalizarse en lo que más le apasiona.
“Yo pienso que la vida te vaya guiando, entonces siempre digo ‘haz esto, pero hazlo chido’, para que eso te lleve a algo más chido”.
La batalla contra el poliester
Mientras estudiaba la carrera Adriana comenzó a analizar el mercado saltillense y a su competencia, sus conclusiones fueron que “en Saltillo preferimos el poliéster chino de las tiendas del centro o las camisetas de Pacha Mama que traen de la Ciudad de México y te venden seis veces más caro, ahí es cuando dices ¿dónde está el mercado justo”.
Durante un estudio de mercado que realizó como parte de las labores necesarias para su proyecto de graduación, la saltillense con raíces laguneras encontró que el mercado saltillense no es como lo pintan.
“Todos buscamos cosas nuevas pero no las hay, el mercado es limitado, son muy escasas las personas que hacen sugerencias de moda, no de estilo, el estilo ya cada quien lo tiene y a cada quien le toca explorarlo, pero en Saltillo está padre por que somos curiosos, nos gusta lo nuevo, igual y lo dejamos porque nos aburre, pero nos gusta lo diferente. Aquí no hay nada y por eso (ocurre) la fuga a Monterrey, por eso la gente se va a buscar allá lo diferente”, concluye la diseñadora.
Con esa oportunidad de mercado abierta y ante la necesidad de resolver el último requisito para graduarse, Villalpando comenzó a reunir en un moodboard todas las cosas que le inspiraban, pero sobre todo, pensó en aplicar lo que aprendió en su primer contacto formal con la industria de la moda. Crear productos pensados en todos los tipos de cuerpos.
En tiempos de guerra
Impactada por un libro que hablaba sobre el nacimiento del minimalismo y sus conceptos, Adriana pensó que estos conceptos podían aplicarse y que son necesarios en la industria de la moda en México para poder competir contra los gigantes.
“Agarré el minismalismo como una manera intelectual, por que (en sus inicios, a finales del siglo XIX) había tan pocos recursos despúes de la Segunda Guerra Mundial que la gente tenía que hacerlo todo más simple y hacer un análisis más detallado de todos los diseños, de los tiempos y así lo veo yo en la moda, es una competencia con el extranjero”, platica Villalpando haciendo énfasis en que actualmente “la gente no sabe todos los efectos que tiene el fast fashion, desde la explotación laboral hasta el impacto ambiental de los deshechos. Dije ‘bueno, vamos a reducirlo’, tanto que podamos competir con marcas como esas, no lo vas a vender un vestido en 10 mil pesos como un Valentino, pero sí a un precio de acuerdo con lo que te tardaste en tiempo, en materias y en análisis”.
Luego de este dilema, la diseñadora se enfrentó a la decisión de crear una colección para primavera-verano o para otoño-invierno y ante las consecuencias del calentamiento global, decidió que su primera colección sería “atemporal”. Con esto establecido y pensando en el perfil físico que le arrojó su estudio de mercado sobre el mercado latino, pero sobre todo, saltillense, comenzó a crear las prendas con su visión del minimalismo. “Por ejemplo, este tejido (cárdigan tejido) me lo encontré en cilindro y pensé, ‘qué es lo más simple, lo más minimalista que puedo hacerle a esto’, entonces nada más le corté unas mangas, le agarré las bastillas y listo, hice un vestido”.
Así fue como nacieron las prendas que ya han hecho breves apariciones, por ejemplo en la portada de Mash diciembre, y que mañana se apropiarán de la casa más importante de la capital coahuilense.
El dato
:> Adriana Villalpando se graduó como diseñadora en la UNID.
> Nació en Saltillo, pero sus padres son originarios de la Laguna.
> Hizo sus prácticas profesionales en la Revista Mash en el área de redacción.
> Antes de conocer formalmente la industria de la moda, trabajó en un negocio dedicado a hacer reparaciones menores en la ropa.