Adicta a la rebelión

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Adicta a la rebelión

Foto: Especial

Por: Luz Gómez García

 “Besé la cruz de mi destino en las colinas de mi propio matadero. En las frías calles, de noche, las parejas, dudando, se abandonan”.  En un nuevo contar, más transversal, más elíptico y matizado, se impondría Forugh Farrojzad (1935-1967), un mito de la poesía iraní del siglo 20, y de la rebeldía feminista, que vivió con urgencia y tuvo un final trágico.

Con Farrojzad se consagra en la poesía persa la poesía del individuo, lo que no es poco en una tradición milenaria caracterizada por un rígido aunque fascinante formalismo. 

Besé la cruz de mi destino en las colinas de mi propio matadero. En las frías calles, de noche, las parejas, dudando, se abandonan”

Los últimos años de su vida, Forugh Farrojzad se había convertido en un icono de la contracultura iraní. Se volcó en su otra dedicación, la cinematográfica, como guionista y ayudante de dirección de Ebrahim Golestan, que fue su último amante, y Bertolucci la grabó en Teherán para un corto, nunca acabado, sobre su figura. Para la posteridad queda su documental “La Casa es Negra”, precursor, no solo en Irán, en convertir en actores de la humana cotidianidad a los desheredados, en este caso los desheredados de los desheredados, los leprosos. En uno de sus últimos poemas, ‘Siento pena por el jardín’, la autora se da por desahuciada sin saberlo.

Eterno anochecer

Autor:  Farugh Farrojzad

Traducción de Nazanin Armanian.

Gallo Nero, 2019; 326 pp.