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Acuerda el G20 un plan de acción para reactivar el crecimiento económico
El G20 acordó elaborar un plan de acción para reactivar la alicaída coyuntura mundial durante la cumbre en Hangzhou, que finalizó hoy sin avances decisivos para poner fin a conflictos como los de Siria y Ucrania y con meras alusiones a la crisis de refugiados y a la lucha contra el cambio climático.
"El crecimiento sigue siendo más débil de lo que es deseable", señala la declaración final de la cumbre, con la que concluyeron dos días de reuniones en la ciudad del este de China y que ha sido criticada por analistas como un texto "vago".
El Grupo de los Veinte, que reúne a las principales naciones industrializadas y emergentes, asegura que está bien preparado para afrontar las consecuencias negativas de la proyectada salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), aunque admite que el referéndum del pasado 23 de junio sobre el "Brexit" ha contribuido a crear incertidumbre en la economía mundial. El G20 espera, sin embargo, que el Reino Unido siga siendo en el futuro un socio fuerte de la UE.
Los países miembro intentaron enviar un mensaje de estabilidad y confianza. El anfitrión, el presidente chino Xi Jinping, habló de un "amplio consenso" sobre las respuestas necesarias a los desafíos globales. "Hemos fijado el rumbo que debe seguir la economía mundial", aseguró.
El G20 se mostró además decidido a movilizar "todas las herramientas políticas -monetarias, presupuestarias y estructurales-" para estimular el crecimiento económico. En su plan de acción denominado "Consenso de Hangzhou", el grupo también rechaza de forma decidida el proteccionismo en el comercio y en las inversiones.
En su diagnóstico de la economía global, el G20 señala que "siguen existiendo riesgos de un retroceso por la volatilidad potencial de los mercados financieros, las fluctuaciones de los precios de las materias primas, la lentitud en el comercio y las inversiones, así como el lento crecimiento de la productividad y el empleo en algunos países".
El panorama se ve complicado, advierte el G20, por la crisis de los refugiados, el terrorismo, conflictos y otros acontecimientos geopolíticos. Sin embargo, la cumbre terminó sin avances decisivos en la búsqueda de soluciones a los conflictos en Siria y Ucrania y con meras alusiones a la crisis migratoria, en la que pidió una mayor solidaridad, y mayores esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.
Respecto al terrorismo, el G20 considera que no solo supone una grave amenaza para la paz y la seguridad, sino que también entraña un riesgo para la economía mundial. "Ratificamos nuestra solidaridad y determinación en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas y dondequiera aparezca", reza el texto. Los miembros del grupo se comprometen a luchar contra cualquier forma de financiación del terrorismo e intercambiar informaciones al respecto.
En cuanto a las medidas propuestas, el G20 concluye que la política monetaria por sí sola no puede generar un crecimiento equilibrado y pide reformas estructurales y medidas presupuestarias. La flexibilidad fiscal, la política tributaria y el gasto público deben redefinirse en aras del crecimiento económico. Sin embargo, la proporción que representa el endeudamiento sobre el producto interior bruto debe mantenerse "en una vía sostenible".
El G20 advierte también sobre el peligro de una "excesiva volatilidad y fluctuaciones desordenadas de los tipos de cambio". Los miembros del foro mundial se comprometieron a no buscar ventajas competitivas mediante devaluaciones de sus monedas.
A iniciativa de China, la declaración final destaca la importancia de la innovación. "Reconocemos que a largo plazo la innovación es un motor fundamental tanto para los diferentes países como para la economía global", señala el documento. El G20 propone desarrollar un "proyecto para el crecimiento innovador" encaminado a impulsar la modernización digital y la nueva revolución industrial con cadenas de producción globalmente integradas.
El G20 quiere también intensificar la lucha contra la evasión fiscal y pidió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que cree una lista de países o territorios que no cumplan los estándares fiscales de transparencia y que debe presentarse en la próxima cumbre de Hamburgo en 2017.
Los analistas, sin embargo, vertieron duras críticas por lo que consideraron un comunicado demasiado vago. "Lo único que podemos decir tras leerlo es que podemos esperar que el desempleo siga siendo alto y que persistan los riegos", señaló Tris Sainsbury, director del centro del G20 del instituto Lowy en Australia. "El grupo de los 20 sabe hablar muy bien, pero no hay una vía de acciones clara".
Controvertidas fueron, por ejemplo, las formulaciones sobre los excesos de capacidad de producción en el sector del acero y el dumping de precios de los que se acusa a China. El texto se limita a describirlo como un "problema global", como hace con frecuencia Pekín.
Oxfam y Greenpeace criticaron por su parte la política climática del G20. "Que los países del G20 aspiren a la ratificación del acuerdo de protección del clima de París no es ningún éxito, sino que debería ser una obviedad", dijo a dpa el portavoz de la organización humanitaria Oxfam, Jörn Kalinski. Al fin y al cabo el acuerdo ya fue cerrado en 2015.
Oxfam se mostró decepcionado por el hecho de que el grupo de los principales países industrializados y en desarrollo del mundo no haya hecho ninguna nueva promesa para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y consideró que los planes nacionales no son suficientes para reducir a menos de dos grados centígrados el calentamiento global.
También Greenpeace se mostró crítica, al considerar que, pese a que es una buena señal que los países del G20 quieran ratificar "lo antes posible" los acuerdos de París, "faltan obligaciones concretas, como parar las subvenciones al carbón".