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Activan dulcerías las levantadas del Niño Dios en Saltillo
Desde tener una celebración con un presupuesto limitado hasta regalar bolos de 20 pesos; comprar comida o pedirle a La Milpa los ingredientes para cocinar, en Saltillo se preserva la tradición de “levantar al Niño Dios”. Hablamos con quienes religiosamente cumplen, año con año con este ritual.
La “levantada”, de acuerdo con el dogma católico, conmemora la presentación de Jesús en el templo y aunque debería celebrarse el Día de la Candelaria (2 de febrero), la fecha límite para estos festejos es el Miércoles de Ceniza (6 de marzo).
“Hacemos tamales, invitamos a la familia, van los padrinos, levantamos al Niño Dios y ofrecemos una cena. Lo hacemos entre mi mamá, mis hermanas y yo, son como 6 niños”, comentó Norma Cecilia Hernández, quien dijo que cada familia invierte alrededor de 800 pesos en los bolos, y su mamá se encarga de comprar lo necesario para la cena.
En otras familias también ofrecen pozole, como en la de Perla, originaria del rancho El Mezquite. Ella dice que cada año recibe entre 50 y 60 personas en su levantada y platicó que normalmente hacen todo ellos mismos, desde la ropa del Niño hasta moler el nixtamal cuando hacen tamales.
“Si nosotros tenemos animales, los matamos, un marrano o lo que sea, si sembramos, todo sale de la tierra. Molemos en el molino y todo. Nada más compramos el chile”, comentó la devota madre de familia que aprovechó para quejarse sobre el precio de los cacahuates que alcanza los 40 pesos.
Para vestir a los Niños Dios también hay tendencias, por ejemplo, uno de los modelos más vendidos últimamente es “El Ángel del Amor”, que incluye alas y un arco en la mano a la manera de cupido.
“Más que todo tratamos de darle gusto a la gente con mercancía diferente, por eso los vestimos de ángeles, incluso si la gente quiere combinarlo, se los combinamos. La gente los relaciona con los arcángeles Tratamos de sacar novedades”, platicó María Dolores Vázquez Galindo, quien tiene un local afuera de una tienda de dulces en la calle Acuña, después del cruce con Múzquiz.