Activación de arsenal sanitario personal

Usted está aquí

Activación de arsenal sanitario personal

“Hasta ahora 13 entidades de la República Mexicana permanecen en semáforo naranja, 15 en amarillo y 3 en verde, sólo Sinaloa permanece en semáforo rojo”.

Fresa naranja-mandarina, mango y limón son los colores en el frutero pandémico. Se esperan próximos cambios por olas de ese que parece mar inagotable y que va estrenando variantes más perniciosas, robándole letras al alfabeto griego.

Resguardo, aseo, distancia, cobertura y desinfección son el arsenal doméstico de buenos hábitos defensivos. No todos lo activan en plenitud, sino a medias y con intermitencias.

La gente ya vacunada va sabiendo que no tiene inmunidad total y segura. Se conforma con la información de que –en caso de contagio– no habrá tanta gravedad. Como ha pasado con la vacuna contra la influenza. Se notaba que, al vacunarse, los catarros y gripas y toses eran ligeras y pasajeras.

Ya se anuncia la vacunación, no de brazo sino de boca. No de piquete sino de cápsula. Y se anuncian escolaridades presenciales reanudadas pronto, suceda lo que suceda y vaya quien vaya.

RESPIRAR, COMER Y CURARSE

Son las necesidades apremiantes de los cubanos.

Sale de Veracruz en barco mexicano que lleva oxígeno, comida y vacunas. De la misma manera que de La Habana vinieron tantos médicos, en los momentos pésimos de la situación inicial, a nuestro País.

Hay condena mundial del bloqueo inhumano que ya lleva varias décadas. Los cubanos que están en Miami no pueden hacer lo que hacen los migrantes mexicanos. Está bloqueada la posibilidad de enviar recursos económicos a sus familiares en penuria. Si este impedimento siempre se vio como injusticia, en este tiempo de pandemia se ve como falta del humanismo más elemental.

“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer”. Asfixia, hambre y enfermedad, vistas en otros con indiferencia, es actitud contraria a la regla de oro del Judaísmo, del Cristianismo y del Islam: “No hagas a otro lo que no quisieras para ti”.

TRES CUATROS FESTIVOS

Cuatro centenas, cuatro decenas y cuatro unidades fueron las cifras del aniversario de la fundación de la ciudad de Saltillo.

Siglos, décadas y días de esta comunidad poblacional plantada en el valle, junto a montaña y con un salto ni muy grande ni muy chico de agua cristalina. Ni saltote exagerado ni saltucho despectivo. Su nombre quedó en cariñoso diminutivo como los de Hermosillo sonorense y Fresnillo zacatecano.

La pirotecnia relampagueó en el mirador. Y hubo desfile de cantos exprimidos de esta tierra fecunda de hombres fuertes y clima benigno. Ciudad de una milla de altura y con aire acondicionado.

Cuatro, cuatro, cuatro matemático para construir el ordinal cuadragésimo cuarto del cuarto centenario de vida de una ciudad entrañable con encanto y personalidad inconfundibles.

LO QUE SÍ Y LO QUE NO

Democracia participativa al empezar agosto.

En la tipología de posibles votantes están los que no votarán porque la pregunta les parece ociosa. “Es como preguntar que si el martillo debe clavar el clavo”, “que si el perro guardián debe ladrar”, “que si al candado hay que cerrarlo”, “que si la ley ha de cumplirse”, “que si la justicia debe practicarse”, “que si el culpable ha de ser sancionado”.

Otros dirán “sí”, creyendo que se trata de meter a la cárcel a los corruptos.

Los más despiertos votarán por que no se omita lo necesario para saber la verdad y punto… Más o menos, salvo mejor opinión…