Acoso, ofensas y amenazas de muerte: violencia digital contra mujeres aumenta en México

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Acoso, ofensas y amenazas de muerte: violencia digital contra mujeres aumenta en México

9 millones de mujeres mayores de 12 años han sido víctimas de algún tipo de acoso por medios digitales, el cual va en aumento y afecta principalmente a mujeres de 20 a 29 años de edad, defensoras de derechos humanos y periodistas, de acuerdo con el informe La violencia en línea contra las mujeres en México, elaborado por la colectiva Luchadoras

Acoso, expresiones discriminatorias, suplantación de identidad, amenazas de muerte y acecho son los diferentes tipos de violencia del que son víctimas las mujeres en internet, lo que impacta de manera negativa en sus vidas física y emocionalmente.

En México, aproximadamente 9 millones de mujeres, mayores de 12 años, han sido víctimas de algún tipo de acoso por medios digitales (redes sociales, blogs, chats, foros), de acuerdo con datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Las más vulnerables a este tipo de agresiones son las mujeres que tienen entre 20 y 29 años de edad, las defensoras de derechos humanos y las periodistas, de acuerdo con el informe La violencia en línea contra las mujeres en México, elaborado por la colectiva Luchadoras, este tipo de violencia va en aumento.

En marzo de 2016, la periodista Andrea Noel fue víctima de una agresión sexual en la vía pública cuando un hombre se le acercó por la espalda, le levantó la falda, le bajó la ropa interior y salió huyendo. Luego de hacer públicas las imágenes del ataque, obtenidas de cámaras de seguridad, Noel recibió una andanada de insultos y amenazas de muerte por redes sociales, e incluso acosada en su domicilio. Tuvo que abandonar el país.

Otras periodistas que han denunciado ser víctimas de violencia digital son Jimena Sánchez, Marion Reimers y Verónica Rodríguez, comentaristas deportivas, quienes hicieron una campaña contra el acoso en redes sociales en la que mostraron los mensajes violentos que reciben a diario, llamándolas “putas” o “pendejas” por hablar de deportes o por la manera en la que se visten.

Las formas que más afectan a las mujeres son el spam o virus (23.7 %), la recepción de contenido multimedia (13.8 %), llamadas telefónicas (13.5 %), contacto con identidades falsas (13.4 %), registro en sitios web (10.7 %) y la recepción de mensajes (9.7 %).

Otros tipos de violencia digital contra mujeres son el robo de identidad (7.7 %), el rastreo de sus sitios web (3.9 %), el daño a través de la divulgación de información personal (3.2 %) y el robo de contraseñas (0.5 %), según los datos del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2015 del INEGI.

En 8 de cada 10 casos, los agresores digitales de las mujeres son desconocidos; en 2 de cada 10, los atacantes son personas conocidas, generalmente amigos, compañeros de clase o de trabajo, parejas o exparejas, y familiares.

Los estados en los que mayor número de personas han sido víctimas de ciberacoso son Aguascalientes (32 %), Estado de México (30.7 %), Quintana Roo (29 %), Puebla (28.9 %) e Hidalgo (28.6 %).

Las entidades donde menor porcentaje de población ha sido víctima son Chihuahua (15.4 %), Jalisco (18 %), Sinaloa (18.3 %), Chiapas (19 %) y la Ciudad de México (19.7 %).

Tendencias y consecuencias de la violencia digital

En su informe, Luchadoras identifica seis tendencias “preocupantes” de la violencia digital contra mujeres: el odio que se viraliza al denunciar alguna agresión a través de redes sociales; la expulsión y derribo de espacios de expresión para activistas, colectivas y medios de comunicación mediante la censura, y campañas de ataques organizados.

Otras prácticas que se han detectado son la extorsión bajo amenaza de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento; el espionaje de Estado a periodistas, activistas y defensoras, y las campañas de desprestigio.

Estas agresiones, de acuerdo con la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, tienen consecuencias en las víctimas como daño emocional (33 %), daño a su reputación (20 %), daño físico (13 %), invasión a la privacidad (13 %) y, en ocasiones, daño sexual (9 %).

Además, pueden sufrir daños físicos como sudoración, náuseas, dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor de estómago, dolor de riñón, falta o exceso de apetito, vacío en el estómago, tensión corporal, llanto, pesadez en el cuerpo, e incluso, autolesiones.

Emocionalmente, las personas que sufren violencia digital padecen afectaciones nerviosas, estrés, angustia, ira, enojo, depresión, paranoia, miedo, confusión e impotencia.

Además, les provoca miedo a salir, autorestricción de movilidad, abandono de las tecnologías, autocensura y sensación de vigilancia constante.

Las respuestas contra la violencia digital

De acuerdo con MOCIBA 2015, ante la violencia digital las personas en la mayoría de las ocasiones bloquean al agresor (26.3 %), ignoran la situación (26.3 %), cambian o cancelan su número telefónico o cuenta (13.9 %), le cuentan a una tercera persona (8.4 %), confrontan al agresor (5.6 %) y, en menor porcentaje, denuncian ante alguna autoridad (4 %).

La colectiva Luchadoras aconsejó a las usuarias de medios digitales no permitir que conocidos posean material íntimo sin autorización, proteger los dispositivos electrónicos con contraseñas, no publicar material sensible en redes sociales y, en caso de recibir amenazas, tomar datos del agresor y capturas de pantalla, como prueba para denunciarlo ante las autoridades correspondientes.

Al gobierno recomendó reconocer y legislar sobre delitos digitales con perspectiva de género, cuidando que no se responsabilice a las mujeres por la violencia de la que son víctimas.

A los medios de comunicación, cuidar que las coberturas no viralicen datos sobre las víctimas o material violento que pueda revictimizarlas; a las plataformas digitales, que generen soluciones contra el ciberacoso que vayan más allá de bloquear a los agresores, y a los usuarios de redes sociales evitar compartir material lascivo.