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Miguel Ángel Riquelme Solís ha sido un gran gobernador. Así lo confirman las encuestas de opinión que lo ubican como el tercer mandatario mejor calificado de México. Lo anterior no es poca cosa, sobre todo si tomamos en cuenta el recorte drástico en el presupuesto estatal por parte de la Federación.

Con muy poco, he hecho mucho nuestro gobernador. Ha mantenido los niveles de seguridad en el estado, pese a la presión de distintos grupos delincuenciales por entrar al territorio estatal. Hoy es posible ver que, en estados vecinos y muy cercanos, como Tamaulipas, las ejecuciones, los secuestros y las balaceras son cosa de todos los días. ¿Cómo ha logrado que Coahuila sea la entidad más segura del norte de México? En primer lugar, equipando mejor y aumentando los sueldos de las fuerzas del orden. En segundo lugar, instalando instrumentos de vigilancia urbana como videocámaras, además de retenes en las principales carreteras. Ha mantenido los niveles de seguridad, manteniendo fuera de operación a los casinos, los yonques, los minicasinos y los expendios de bebidas alcohólicas que operaban las 24 horas. Es importante, además de los anteriores aspectos, mencionar que si en el estado hay bajos índices de inseguridad es gracias a la notable coordinación entre las policías municipales, la estatal, la Guardia Nacional y el Ejército.

Otro gran logro del gobernador Riquelme es en el rubro del fomento económico. Antes de la pandemia, eran frecuentes los viajes a países asiáticos y europeos con la finalidad de atraer nuevas empresas a Coahuila. Esto ha permitido que, pese a la crisis por el COVID-19, abunden las oportunidades laborales lográndose así y de manera paulatina, una notable recuperación económica. Si ahora vemos restaurantes llenos, grandes filas en los supermercados y un gran desfile de clientes en las plazas comerciales como Galerías Saltillo o la plaza Cuatro Caminos, en Torreón, es precisamente porque los coahuilenses tenemos trabajo.

Muchos logros ha tenido Miguel Riquelme como gobernador. Pero a mi juicio el más importante de todos es el manejo de la crisis de salud generada por la pandemia.

Mientras el presidente López Obrador pedía que nos siguiéramos abrazando y afirmaba que él estaba protegido del COVID-19 gracias a la estampita del “Detente”, y mientras el subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell, negaba la utilidad del cubrebocas con aquel “sirve para lo que sirve, y no sirve para lo que no sirve”, en Coahuila Miguel Riquelme respondió desde un inicio de una manera frontal y organizada.

Fue así como desde marzo de 2020 se establecieron los subcomités técnicos regionales donde se han tomado las decisiones correspondientes a cada localidad para privilegiar la salud y la reactivación de diversos sectores. Este modelo emprendido por el gobernador e instrumentado por la Secretaría de Salud de Coahuila, fue imitado en otras entidades como un caso exitoso.

Por otro lado, se reforzaron los centros médicos del estado, y equiparon con los aparatos más modernos hospitales móviles.

Aquí entre nos, he sido testigo de la gran atención en centros de vacunación, además en los laboratorios del estado donde me realizaron en un par de ocasiones la prueba PCR. El tiempo de espera fue mínimo, así como la entrega de resultados.

Aquí entre nos tuve el privilegio de conocer hace unos días a los responsables del éxito en el manejo de la pandemia en la entidad. Merece reconocimiento el compromiso de Roberto Bernal, secretario de Salud, así como también merece gran reconocimiento el trabajo incansable del equipo de médicos, epidemiólogos, enfermeros  y comunicadores de dicha dependencia. Gracias a ellos, a la coordinación entre distintas autoridades de cada región, y desde luego, gracias al trabajo comprometido de Miguel Ángel Riquelme, el modelo Coahuila para la atención de la pandemia ha sido reconocido por las propias autoridades federales como uno de los más exitosos en el país.

Goethe dijo en una ocasión: “¿Cuál es el mejor gobierno? El que nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos”. Es por ello que afirmo que Miguel Ángel Riquelme es un gran gobernante.  Durante la pandemia nos pidió que nos quedáramos en casa y fue insistente en el uso del cubrebocas. Si ha tenido éxito la lucha contra el COVID-19, ha sido porque aprendimos como ciudadanos a gobernarnos y a ser responsables para no formar parte de una estadística fatal.