Achaques tempranos

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Achaques tempranos

A veces me duele todo, y al decir “todo” quiero decir “cualquier cosa”. Me duele, por ejemplo, la cabeza cuando no duermo lo suficiente, la rodilla izquierda que alguna vez me molí jugando futbol, me duele estar en ciertas situaciones, me duele pensar en ciertas cosas… En fin. 

1. En estos momentos me identifico con “Hurt” de Nine Inch Nails, pese a que nunca he pasado de ser un yonki turista y mis pensamientos suicidas son edulcorados. Me identifico con la sencilla afirmación de la letra que dice que el dolor es la “única cosa que es real”. Cierto, el dolor, por más psicosomática que sea su fuente, es bastante real. 

2. Lykke Li dice en el primer track de “Wounded Rhymes” que la juventud no siente dolor. Bueno, eso quiere decir que es muy probable que no esté tan joven como muchos (yo incluido) creen. Pero también es cierto que en esta época todo mundo se siente viejo desde sus primeros veintes hasta que efectivamente se es viejo. Supongo que es entonces cuando llega la mentada “crisis de la mediana edad”. 

3. Sin embargo, a pesar de todos los achaques y de que estoy más que consciente que cada vez soy menos joven, aún estoy lejos de una crisis semejante. De lo que sí estoy seguro es que, cuando llegue, me compraré una camiseta camo-print en tonos naranjas para sentirme un poquito como Bob Harris. Es probable que cuando esto ocurra no beba whisky Suntory, ni ande por Tokio, ni esté a un lado de Scarlett Johansson, pero al menos ya será un consuelo. 

4. Cronológicamente, siempre caigo en el mismo dilema generacional que me atormenta desde hace años: ni demasiado millennial, ni demasiado generación “X”. Un confuso punto intermedio que reúne cosas encantadoras como la apatía de los que fueron niños a final del siglo pasado y la pedantería de aquellos a los que bautizó Douglas Coupland. Así, llevo casi dos décadas instalado en una mediocre y cómoda sensación de adolescencia emocional. Ojalá mi cuerpo dijera lo mismo y se sintiera igual de lozano. 

5. “Forever young” decía Alphaville en los ’80. Lástima que sólo me venga a la memoria el soundtrack de Napoleon Dynamite con semejante canción. Y, si el precio de la juventud eterna es parecerse aunque sea un poco a dicho personaje, prefiero no pagarlo. 

6. “Una modorra paralizante se apoderó de mí”. Y, así como aparece escrito en “La canción de la bolsa para el mareo”, aunque parezca exagerado, así se sienten tantos años de hiato debido a dudas existenciales. Quisiera pedir un permiso de ausencia laboral por tal motivo, pero las causas no aplican para los criterios del IMSS. ¿Cómo explicar qué todo ocurre así nomás, de repente? Mientras tanto, sigo repitiendo los versos de Nick Cave: “Era un día muy raro / y de repente me sentí agotado. […] Tan vacío que podría desaparecer.”