¿Acaso te acosan?: resistir para sobrevivir o denunciar para que te corran

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¿Acaso te acosan?: resistir para sobrevivir o denunciar para que te corran

Testimonios desnudan la práctica del hostigamiento en sus centros de trabajo
Foto: Vanguardia

El acoso sexual no distingue y aunque la mayoría de las víctimas son las mujeres, existe acoso de mujeres a hombres. También de mujeres a mujeres y de hombres a hombres.

“Cada que escucho su voz me estremezco, entro en pánico y solamente espero que pase pronto... Percibo sus pasos y entonces ocurre, pasa su mano por mi espalda y siento un deseo de voltearme y darle un puñetazo que le rompa toda su cara”, así platica “Juan” su desventura de ser acosado por un compañero de oficina. “Juan” es divorciado, heterosexual y quien lo acosa aparenta ser heterosexual, es casado.

Mario Alberto José de los Santos, director del Centro Estatal de Salud Mental, advirtió que el acoso es un trastorno mental de difícil tratamiento pues generalmente el acosador no quiere solucionar su problema.

“En México vivimos en la cultura sexualizada, todo lo vemos con tintes sexuales y si a esto sumamos el machismo, entonces estamos en que el mexicano tiene tendencia al acoso sexual.

“Así es que un acosador siente que su masculinidad está intacta cuando una de sus víctimas le hace caso y cada vez es más persistente, más intenso y más descarado”, precisó De Los Santos.

“Una tarde confirmé que todo lo que ella hacía era acosarme: acepté, como algo inevitable, salir a tomar un café con ella y cuando estábamos en su coche de pronto empezó a tocarme de una manera que ningún hombre me había tocado, me sentí incómoda pues no supe cómo reaccionar ya que ella era mi jefa y me había ayudado tanto después de mi divorcio, gracias a ella tenía un buen puesto y un sueldo que nunca había soñado.

“Cuando regresamos a la oficina presenté mi renuncia, no quise ser víctima de acoso sexual laboral por una mujer”, “Paulina”, ahora es recepcionista en un edificio y aunque sigue sufriendo acoso, principalmente de hombres, sabe poner distancia y autoprotegerse.

Foto: Vanguardia

Sentimiento de culpa

El delito de acoso sexual puede considerarse como uno de realización oculta y generalmente no hay evidencia, no deja pruebas; exponerlo genera un sentimiento profundo de vergüenza en las víctimas, pues las dudas de si ellos o ellas provocaron que “eso” ocurriera, los obligan a callar.

México es un país donde la connotación sexual y bisexual en la sociedad está presente en todo momento. El albur, la broma sexual, la jotería, cuando los hombres sacan su lado femenino, cuando las mujeres muestran un comportamiento masculino.

Muchas veces, cualquiera de nosotros, ya sea consciente o inconscientemente hemos participado en el fomento al acoso sexual; cuando en una reunión entre amigos comenzamos hablar de las mujeres en general o de alguna mujer en particular, el tema se convierte en una tendencia en favor del acoso sexual. Lo mismo ocurre en las reuniones de mujeres.

De quejas no pasan

En el centro estatal de salud mental cuentan con expedientes de reportes en contra de varios empleados, muchos con cargos importantes dentro de la empresa, pero solamente reportes, sin denuncia formal, por lo que no se puede proceder.

“Tenemos casos en los que la rotación de personal femenino es tan constante que no deja de preocuparnos, la mayoría se ha ido porque no soportan el constante acoso; pero algunas que han accedido, aún así terminan por renunciar pues cuando el victimario se cansa de ellas o ya obtuvo lo que quiso, dejan de serles “útiles” y les hacen la vida difícil”, explicó una empleada de recursos humanos de una reconocida empresa.

El anonimato en todos estos temas, opiniones y comentarios es muy necesario pues se ve la comisión del delito en todos los niveles, muchas veces los mismos dueños de las empresas son quienes acosan.

No se percibe la magnitud del daño hasta que uno es la víctima.

Hay acosadores que en algún momento han sido víctimas y a pesar de ello, continúan afectando a más personas.

“Me dijo con mucha molestia que no le importaba que fuera casada o tuviera novio, ni que mi pareja fuera su mejor amigo: yo tenía que acostarme con él a como diera lugar”, 
relata “María”, nombre común de víctimas de este delito.

Foto: Vanguardia

Ojo con redes sociales

Las redes sociales influyen en todos los sentidos en la opinión popular. Es una herramienta de divulgación masiva, de toda clase de información, positiva o negativa, favorables o desfavorables, y que tiene escasa protección.

Es posible ver cuentas de usuarios que difunden información con alto contenido sexual, imágenes de hombres y mujeres desnudos o semi desnudos. Así también, hay vídeos e información textual que ayuda a prevenir el tema.

En un vídeo se puede advertir una queja directa: “no soy objeto sexual”. “No me visto para agradarte sexualmente”. “Mi vida no gira en torno de tu pene”. 

También se suben videos donde se invade la privacidad de personas comunes y en poco tiempo estos videos son vistos por millones de personas en todo el mundo. Ignorando el contexto en que ocurrió la grabación, surgen muchas y muy variadas opiniones. En su mayoría desvirtuando la inocencia de los involucrados.

Hace unos meses la revista Playboy, que se caracterizaba por exponer el cuerpo de la mujer al desnudo, anunció que dejaría de hacerlo y este mes fue la primera publicación de una modelo en poses sugerentes, mostrando su sensualidad pero sin mostrar su intimidad.

¿Quién las cuida?

En marzo 2014 el Senado de la República reformó el código penal federal para sancionar con multa de 40 días de salario mínimo a quien cometa acoso sexual laboral y en caso de que se trate de un superior jerárquico, además de la multa se le aplicará despido de su cargo o empleo.

El acoso sexual o Moobbing implica violencia recurrente o sistemática sobre otra persona y que ésta le cause perjuicio profesional, daño profesional, económico o sufrimiento psicológico o físico.

Para Mario Alberto José de los Santos, director del Centro estatal de salud mental, el hostigamiento sexual es una patología obsesiva conductual y que es generalizada en una gran medida entre la clase política.

“Es muy común en la clase política pues generalmente no tienen vigilancia y supervisión y además lo hacen con una forma de refrendar su estatus de macho alfa”, señaló el doctor en psicología.

Vivimos en una sociedad muy sexual izada, no es nada fuera de lo común que el sexo se utilice para escalar o para obtener ventajas de género.

En cualquier empleo, una persona va a cumplir una función pero es imposible evitar las relaciones interpersonales y si la persona accede a los juegos de palabras y posteriormente a los juegos eróticos, ya se está haciendo partícipe del acoso sexual, está colaborando.

Es obligación de todos los instituciones enfocadas a estos temas defender y proteger a la víctima.

En la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito, su titular Ricardo Turrubiartes Vargas señaló que atienden con frecuencia casos de acoso sexual y se da atención especializada a las víctimas.

En el Centro Sí, Mujer Saltillo se colabora con otras instancias tales como la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito, la Pronnif y el Centro de Justicia y Empoderamiento de las Mujeres.

Oralia Santibañez, titular del Centro Sí, Mujer Saltillo explicó que una de las principales problemáticas que enfrentan es cuando las víctimas de estos delitos, de acoso sexual, llegan a acostumbrarse a ser víctimas.

“Hemos enfrentado casos en que una misma víctima está afectada en dos o tres empleos que ha tenido, ha cambiado de empleo debido a esta problemática y al final terminó por adaptarse y aceptar que su condición de mujer la lleva a ser acosada.

Agregó que otra problemática es cuando las empresas en donde se ha señalado la presencia de acosadores no hace nada por retirarlos de su cargo, los conservan en su cargo y puesto a pesar de que por culpa de ellos se tiene una constante rotación de personal femenino.

Foto: Vanguardia

¿Todos nos pasamos?

Checa los puntos:

Enseñar a las mujeres cómo no ser violadas en vez de enseñar a los hombres a no violar.
Echar la culpa a la víctima («lo iba buscando»).
Hacer chistes sexualmente explícitos.
Tolerar el acoso sexual.
Definir la «masculinidad» como dominante y sexualmente agresiva.
Definir la «feminidad» como sumisa y sexualmente pasiva.
Presionar a los hombres para que «consigan sus metas».
Presionar a las mujeres para que «estén alegres».
Presuponer que sólo violan a mujeres promiscuas.
Presuponer que no hay hombres violados y que los que hay son «débiles».
No tomarse en serio las acusaciones de violación.

¿Cómo puedes puedes desligarte de esta cultura de la violación?


Evita el uso de lenguaje que despersonalice o degrade a las mujeres.
Alza tu voz si oyes a alguien contar un chiste ofensivo o que dulcifica la violación.
Si una amiga te dice que la han violado, tómala en serio y apoyala.
Mantén un pensamiento crítico con los mensajes que te llegan de los medios de comunicación sobre mujeres, hombres, relaciones y violencia.
Respeta el espacio ajeno incluso en situaciones distendidas.
Define tu propio concepto de masculinidad o femineidad. No dejes que los estereotipos guíen tus actos.

El Acoso en datos

En todo México, durante 2015 se cometieron 778,000 delitos sexuales contra las mujeres, a razón de 2131 agresiones por día. 
Oaxaca es el estado con mayor número de amenazas sexuales.
Entonces, cada hora se cometen 68 delitos sexuales en todo el país.  
Ocho de cada 10 mujeres son víctimas de violencia sexual.
      Fuente: INEGI