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¿Acaso el presidente López Obrador celebra la pandemia del coronavirus?
“Por eso vamos a salir fortalecidos, o sea, que nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”.
La anterior es una afirmación que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador, ayer jueves, durante su conferencia matutina diaria realizada en Palacio Nacional.
Las palabras son inquietantes, porque parecieran dar a entender que, con independencia del costo en vidas humanas y, sobre todo, del terrible costo económico que la pandemia de COVID-19 tendrá para nuestros país, el Presidente valora las ventajas que para su proyecto político supone esta lamentable situación.
El contexto en el cual López Obrador pronunció estas palabras es importante: una reportera le había preguntado sobre las coberturas petroleras y si podía proporcionar las cifras de qué precio del barril de crudo mexicano se garantizó con las mismas, así como el número de unidades cubiertas.
En un primer momento, el mandatario “vadeo” la pregunta reiterando que se está produciendo más petróleo y que debido al actual precio bajo de éste se buscará destinar el crudo nacional a una mayor producción de combustibles. Pero ante la insistencia de la reportera tuvo que reconocer que no conocía las cifras de las coberturas -o no las quiso proporcionar- y se lanzó por enésima ocasión a repetir su discurso “antineoliberal”.
Tras arremeter contra “los organismos financieros internacionales”, López Obrador dijo que “esto (la pandemia) no va a tardar y vamos a salir fortalecidos, y vamos a salir fortalecidos porque no nos van a hacer cambiar en nuestro propósito de acabar con la corrupción y que haya justicia en el país”. En seguido “celebró” la llegada de la pandemia.
¿Qué relación hay entre el hecho de que México adquiriera coberturas petroleras para proteger las finanzas públicas de la eventualidad -hoy materializada- de que el precio internacional del petróleo se redujera por debajo de las proyecciones usadas para calcular el presupuesto, con el hecho de que hoy enfrentemos una pandemia? Ninguna.
Pero para el Presidente, está cada vez más claro, todo es política y todo es parte de su “guerra ideológica”. Por ello, en lugar de ofrecer datos, de plantear propuestas concretas, de hacer juicios a partir de evidencias, prefiere refugiarse constantemente en una retórica que cada vez suena más vacía.
Es una situación preocupante que la amenaza a la salud pública, que puede costar miles de vidas -los muertos ya se contabilizan por decenas- sea caracteriza por el Presidente como una “oportunidad valiosa” para afianzar sus concepciones personales sobre la política y la economía.
Es difícil no caracterizar su dicho como una “celebración”, pues la expresión “como anillo al dedo” es eso: el señalamiento de que “nada mejor” pudo pasar para que las ideas con las cuales ha construido su plan de gobierno alcancen el éxito.
Quizá es tiempo de renunciar a la posibilidad de comprender la lógica que anima el discurso presidencial.