Abogado insiste en tener la verdad

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Abogado insiste en tener la verdad

Luis Efrén Ríos Vega
En Vanguardia, el periódico líder nos interesa la opinión de nuestros lectores sobre los temas que a usted le preocupan. Este espacio está reservado para que exprese sus puntos de vista.

Lic. Armando Castilla Galindo
Director General
Periódico Vanguardia
Saltillo, Coahuila, a 15 de marzo de 2017

Distinguido Licenciado Castilla:
Quiero, en primer lugar, agradecerle a Usted y al periódico Vanguardia por darle espacio al intercambio plural de ideas y con ello permitir que nuestra comunidad pueda acceder a la información completa sobre los hechos de interés público, a fin de formarse su propia opinión.

Me refiero de forma específica al intercambio de ideas que he sostenido, a través de las páginas de Vanguardia, con el editorialista Luis Carlos Plata y que, justamente en aras del interés superior de los lectores, propuse que se dirimiera mediante un debate en el cual, vuelvo a sostener, quedaría demostrado, más allá de cualquier duda, que el señor Plata ha tergiversado y manipulado, de forma dolosa, la información pública proporcionada por las autoridades estatales respecto de una inexistente entrega de recursos por cuyo ejercicio yo debería responder y dar cuentas a las autoridades y a la sociedad. Hecho que es y seguirá siendo falso. Esa es la única verdad.

Curiosamente, pese a que el propio señor Plata es quien insiste en que éste es un asunto sumamente relevante, que debe “aclararse” en aras del interés público, se ha negado a debatir conmigo. ¿No sería acaso lo mejor, en defensa del interés de los ciudadanos, que todos pudieran ver y escuchar un ejercicio de confrontación de las evidencias y, de esa forma, acceder a la verdad? ¿Qué miedo tiene el señor Plata para negarse a debatir de frente conmigo? Lo único que revela su negativa a discutir es un hecho claro: el que no debate de frente en una sociedad democrática, refleja sus complejos y pretende ocultar su perfil falaz con insultos hacia mi persona. 

Es más: aparentemente el concepto de interés público al que el señor Plata se encuentra suscrito es uno muy distinto al que se ha construido desde el periodismo y a través del desarrollo de los elementos del derecho a la libertad de expresión en los tribunales nacionales e internacionales. Si es de interés público lo que difunde, por qué no quiere enfrentar el debate conmigo. Es triste su respuesta.

Pero no sólo eso: además de negarse a debatir, el señor Plata ha decidido empobrecer el intercambio de ideas recurriendo a la poco honorable estrategia de insultar, lanzando vejatorios adjetivos en mi contra y colocándome etiquetas que, en un ejercicio civilizado de debate, no solamente son innecesarios, sino de mal gusto. “Tonto, cínico, apesta a corrupción, entre otros” son sus grandes argumentos.

Yo no descenderé a ese nivel y seguiré tratándolo con el respeto que, creo, merece y le he dispensado hasta ahora. En todo caso, me parece que éste es un claro ejemplo de cómo, cuando se carece de ideas, se recurre a los insultos como ruta de argumentación. Pobreza intelectual, pobreza moral. Eso es lo que evidencia.

En virtud de lo anterior, y a menos que el señor Plata decida aceptar el reto que le he lanzado y acceda a defender frente a frente sus presuntos argumentos, por mi parte la polémica editorial se encuentra concluida y sólo me resta agradecer una vez más a Vanguardia y sus directivos por el espacio que me han proporcionado para expresar mis ideas. Yo siempre estaré a disposición de los medios y de la opinión pública para aclarar y desmentir los hechos falsos que se me imputan.

Finalmente, dado que el señor Plata, además de rehuir el debate al que le he convocado e insistir en sus falaces argumentaciones, ha decidido añadir a estas una serie de calumniosas y difamatorias imputaciones, lo que me corresponde, en defensa de mi derecho a la imagen personal, honor y reputación profesional, es que este debate lo sostengamos por la vía jurisdiccional. En el ámbito de la justicia, el señor Plata deberá responder de estas imputaciones. Esa es la forma civilizada de dirimir esta controversia.

Esa es la forma en que los difamadores y calumniadores deben responder por sus hechos y opiniones ilegales.

Le envío un cordial saludo,
Luis Efrén Ríos Vega
Director General de la Academia IDH