RAMOS ARIZPE, COAH.- Decenas de trabajadores de la industria, de entre 50 y 59 años de edad, deben elegir entre un día de salario, sus bonos de puntualidad y otros incentivos de asistencia, o la aplicación de su primera dosis contra el coronavirus.

Aunque arribaron a las instituciones educativas donde fueron colocados los módulos de vacunación desde las primeras horas del día, llegó la hora de su turno laboral, sin que recibieran la vacuna.

“Yo hablé para avisar, dije que llegaba tarde pero la verdad creo que ya es día perdido, porque apenas nos van a pasar”, comentó un trabajador de una armadora, quien prefirió omitir sus generales y la empresa para la que trabaja.

Aseguró que aunque los empleados preguntaron si habría forma de tomarse un día para vacunarse o sería a cuenta de vacaciones, los superiores solamente les dijeron: “Vayan temprano y se vienen a trabajar”.

Algunos consideraron esta situación como algo extraordinario, irreemplazable y una razón suficiente para que el día no les fuera rebajado o no se considerara el retardo ese mes, otros trabajadores decidieron abandonar la fila y el tiempo invertido en la espera de su turno para vacunarse, pues se negaron a perder el sueldo de un día y los incentivos que otorgan por asistencia ininterrumpida.

“Es que con un día que no vayas, le pierdes y ahorita no está uno pa’ tirar el dinero, se vienen muchos gastos con lo de las escuelas y pues la comida del día”, comentaron los trabajadores, con su uniforme en la fila y bajo una sombrilla.

Aunque también señalaron que la falta de consideración para que sus trabajadores acudan a la jornada de vacunación que les corresponde, por los superiores en la industria, era otra forma “de demostrar que les valen pura madr...”.