¡Abajo las primeras damas!

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¡Abajo las primeras damas!

Muy buena impresión han causado las declaraciones de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de Andrés Manuel López Obrador, donde reitera que no será presidenta del DIF, tampoco funcionaria federal y mucho menos aceptará el título de “primera dama”, un asunto que debería trascender hacia todo el país, tomando en cuenta el costo incalculable del saqueo, el nepotismo, el abuso de poder y las atribuciones metaconstitucionales que se han atribuido a sí mismas las mal llamadas “primeras damas”, una calamidad nacional.

En esta columna se han denunciado los abusos de las señoras presidentas del DIF, desde Carmen Romano de López Portillo hasta Martha Sahagún; de la primera dama de Iguala, Ángeles Pineda de Abarca, a la “presidenta” de Parras, Elisa Murra de Madero; de Maricarmen Ramírez de Tlaxcala a Martha García en Nayarit; de Angélica Rivera a Carolina Viggiano. Todas ellas rémoras consecuentes del autoritarismo mexicano que inventó el DIF para entretener a las primeras damas, que simulan abnegación al confundir el desarrollo social con la caridad y la limosna.

Luis Spota se refiere a las primeras damas describiendo su cinismo, su voracidad, su febril abuso de poder, desde el inicio de “Retrato hablado” (1975) hasta su última novela, “Días de poder” (1985), donde Spota nos describe a la esposa, la madre, las hermanas y hasta los hijastros del presidente Ubaldo Real y Arce, con grandes negocios al amparo del poder; “empresas que sólo existían en el papel, que siempre ganaban los mejores contratos de obra pública, de las compras sin licitación de todo lo que pudiera necesitar el gobierno, asimismo, las concesiones desde parquímetros hasta aeropuertos y muchos otros servicios, así como la captación de todos los donativos para la ‘Cruzada Nacional Altruista’, la Asociación Civil que jamás rendía cuentas y cuya presidenta era la esposa del mandatario y sus hijas, Teresa y María Elena, las directoras ejecutivas”.

Y quién iba a pensar que con los Real y Arce, Luis Spota estaba profetizando a los Fox-Bribiesca-Sahagún, la familia real que vendría a superar la corrupción de los gobiernos priistas, con la agravante de que Martha, imitando a Eva Duarte de Perón, se convirtió en la “pareja presidencial”, un cargo ilegal que se replicó a nivel estatal y municipal, haciendo más cara y corrupta la administración pública de este país.

¿Las empresas fantasma de Coahuila eran en realidad negocios de la señora Viggiano regenteados por la Marucha? Lo cierto es que la señora mandaba, disponía, gobernaba y aterrorizaba a la burocracia vernácula. Lo mismo hacia Sonia Guerrero en el DIF de Parras, con el sueldo más alto de todo Coahuila. ¿Y doña Elisa Murra de Madero sigue cobrando en el DIF de Parras sin trabajar?
Y conste que los paradigmas corruptos del antiguo régimen seguirán vigentes en Coahuila mientras el presidente del Congreso, Samuel Rodríguez, le siga apostando a la impunidad. Lo mismo que el sistema estatal anticorrupción, una entelequia de nulos resultados contra el que debemos unirnos para exigir su desaparición, así como del DIF y de todo el “primerdamismo” corrupto y ladrón de nuestra entidad.