El caso es una tragedia que refleja el estrés que puede vivir una joven madre. Con 18 años y su bebé de dos meses muerta en sus brazos, a consecuencia de una bronco aspiración, Alejandra ‘N’ no tuvo más reacción que decir que a su hija la habían asesinado.

Asustada, llamó al 9-1-1 ofreciendo varias versiones, una de ellas que tres personas encapuchadas ingresaron a su casa, la amenazaron y dispararon a la pequeña… lo que provocó que aproximadamente a las 10:30 horas de ayer las autoridades activaran el Código Rojo, que pone en alerta a todas las corporaciones de seguridad.

Luego de que llegaron elementos de la Policía Municipal, Fuerza Coahuila, Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE) y el Grupo de Reacción Operativa Metropolitana (GROM), y se dieron cuenta de que no había impactos de arma de fuego, Alejandra modificó su relato: por un “ajuste de cuentas”, los perpetradores habían asfixiado con una almohada a la menor.

Para ese momento, la noticia ya había sido difundida por los medios y causado expectación en redes sociales, pues las corporaciones habían confirmado los reportes que señalaban un crimen.

La zona aledaña al domicilio ubicado en la colonia Federico Berrueto Ramón fue acordonada, no era para menos, se comenzaba a investigar una posible ejecución de una bebé. No obstante, el personal sólo encontró a la madre y la menor cubierta con unas cobijas, sin lesiones.

Más tarde, ya en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, la joven dijo que su niña ya no despertó, se puso nerviosa, no sabía qué hacer y decidió cambiar los hechos.

Fuentes de la dependencia informaron que la necropsia reveló que la infante se habría ahogado con leche mientras la amamantaban.