68 lenguas
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68 lenguas
México es maravilloso en el marco de su biodiversidad y multiculturalidad. Una de las vertientes más ricas de su patrimonio lo son las 68 lenguas con 364 variantes que se hablan en el País.
Me parece importante analizar las estadísticas, ya que de los 16 millones de indígenas mexicanos sólo las hablan 16.7 millones de ellos, y hay 64 variantes de estas lenguas que las hablan menos de 100 personas, por lo cual están en peligro de extinguirse. Lo deseable y posible es que las lenguas “madre” existentes se mantengan.
Los indígenas dejan de hablar sus lenguas porque tienen el imaginario, sostenido muchas veces por la realidad, de que es una práctica que los hace mal vistos por la población mestiza. Muchas mujeres indígenas jóvenes salen de sus comunidades a trabajar en grandes ciudades. He conocido algunas y sé que ellas procuran no hablar su lengua nativa, al menos delante de mestizos, porque les avergüenza; algo que más bien debería ser motivo de orgullo.
¿Cómo pueden fortalecerse las lenguas originarias? Primeramente, desde los pueblos indígenas se requiere tener el propósito de conservar la lengua escrita y hablada de sus mayores. En los 16 años que tengo de estar cerca de comunidades indígenas y de entender la importancia de sus propios gobiernos, sé que aún tienen tiempo de detener la pérdida de sus lenguas.
En mi niñez, siendo parte de un coro, me enseñaron una canción en lengua purépecha y luego mi padre me enseñó la numeración en náhuatl. En mi condición de mestizo ese aprendizaje a temprana edad me comprometió para siempre con los pueblos indígenas, por lo que me parece relevante cualquier esfuerzo que se haga para fortalecer su identidad, aunque lo ideal es que los esfuerzos sean ordenados y que tengan metodología y enfoque.
Me alegra lo que está ocurriendo en nuestro País. Hace tiempo que no percibía con tanta fuerza la organización de foros y plataformas para celebrar la lengua madre, y no me refiero al castellano, sino a lenguas como el náhuatl, el maya, el mixteco, el tzeltal y el zapoteco.
La Presidencia de la República organizó la sexta edición del “Fandango por la Lectura” precisamente el pasado 21 de febrero que se conmemoró el “Día Internacional de la Lengua Madre”. La sede del evento fue la Capilla Abierta del Exconvento de San Nicolás de Tolentino en Actopan, Hidalgo.
Esta manera de promover un hábito necesario para el desarrollo humano se enmarca en la Estrategia Nacional de Lectura que lidera la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural del Gobierno de México, que depende de un patronato que preside la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller. Del evento me sorprendió la frescura en que dos grupos de jóvenes, a la manera de copleros, unos al ritmo de huapango y otros en la frecuencia del reguetón, iban componiendo frases con música ante el asombro de miles de niños y adolescentes.
Funcionarios y escritoras locales fueron leyendo poemas de Efrén Rebolledo. La voz y presencia de la esposa del presidente López Obrador tuvieron un peso aparte. Mientras que el gobernador del Estado de Hidalgo por casi 20 minutos dio un discurso al estilo de la clase política, Beatriz Gutiérrez Müller fue precisa al decirle a los educandos: “no todo lo que leemos nos sirve, si paramos el ruido, paramos muchas cosas como la grosería y el insulto”.
Enfundada en un quexquémitl blanco bordado de tenangos, Beatriz solicitó amorosamente el silencio de los presentes dando paso a la lectura. Nada que ver su sencillez y prudencia en relación a la mayoría de sus antecesoras recientes.