633 buzos rompen el récord mundial de limpieza submarina en EU

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633 buzos rompen el récord mundial de limpieza submarina en EU

El nuevo récord es para Florida tras la limpieza realizada este sábado por Dixie Divers con el apoyo del grupo de conservación marina Project AWARE y la agencia de buceo PADI, entre otras organizaciones.


Un grupo de 633 buzos batió el Récord Mundial Guinness de la mayor cantidad de personas reunidas en un mismo lugar para realizar una limpieza submarina al mismo tiempo, cerca de un muelle de pesca en Deerfield Beach, en Fort Lauderdale, en el sur de Florida (EU).

Michael Empric, juez del Récord Mundial Guinness, anunció el nuevo récord en el lugar de la limpieza, según un video publicado este domingo por Dixie Divers, la organizadora del evento.

Según Empric, el récord estaba en manos del buzo egipcio Ahmed Gabr, que había logrado en 2015 reunir a 614 buzos para realizar una limpieza en el Mar Rojo, en Hurghada (Egipto).

El nuevo récord es para Florida tras la limpieza realizada este sábado por Dixie Divers con el apoyo del grupo de conservación marina Project AWARE y la agencia de buceo PADI, entre otras organizaciones.

"Fue un éxito", dijo en su cuenta de Facebook Jack Fishman, uno de los buzos participantes.

Un grupo de 633 buzos batió el Récord Mundial Guinness de la mayor cantidad de personas reunidas en un mismo lugar para realizar una limpieza submarina al mismo tiempo, cerca de un muelle de pesca en Deerfield Beach, Florida. Foto: AP

Subrayó que recolectaron más de 9,000 piezas de desechos marinos "para hacer de Deerfield Beach un lugar mejor para todos los que viven allí, por encima y por debajo de las olas".

La basura marina es un tipo de polución antropogénica que trasciende y amenaza los ecosistemas marinos, de los que dependen directamente para vivir unos 3,000 millones de personas.

El 80 % de esa contaminación es plástico, que tarda unos 400 años en desaparecer y suma unos 150 millones de toneladas de residuos en el mar, según estimaciones de la Comisión Europea.

Estos restos, que a menudo provienen de bolsas y botellas de plástico vertidas al océano, suponen un peligro porque los elementos más voluminosos estrangulan la fauna marina, mientras que las llamadas micropartículas (inferiores a 5 mm.) son ingeridas por los animales y pasan a formar parte de la cadena alimentaria