63 años del derecho al voto de las mujeres

Usted está aquí

63 años del derecho al voto de las mujeres

“Ellas trabajaron intensamente para recolectar fondos y hacer una escuela. Los varones decidieron que era mejor un corral de toros”.

En su pueblo nadie se enteró que las mujeres podían votar –y no votaron– en la primera elección, después de 1953. Tenía 11 años, era vivaz e inquieta, pero no tuvo oportunidad de aprender a leer y a escribir. Su padre no le permitió estudiar y repetía constantemente que era una desgracia tener una hija mujer y que las mujeres no debían aprender a escribir porque sólo servía para mandar cartas a los novios.

Sus padres se divorciaron y a pesar de la fortuna del padre, su madre tuvo que trabajar para sacar a sus cuatro hijos adelante.

Creció convencida de que cuando se casara tendría puros hijos varones porque la vida les era más fácil.

El destino le dio cinco hijas y se empeñó en que tuvieran una carrera profesional por su convicción de enfrentar la vida: “Las mujeres deben prepararse más que los hombres porque es falso lo que decía mi padre, a las mujeres no las mantiene el marido, siempre contribuyen a la economía familiar y tienen un alto riesgo de tener que sacar adelante solas a sus hijos e hijas”.

Quiso construir una escuela en su pueblo, el comisario decidió que era mejor construir un corral de toros, el presidente municipal estuvo de acuerdo; el futuro de los niños no importó.

Nunca había votado, pero al surgir el Frente Democrático Nacional, se animó con otras mujeres a participar en la política, querían que las cosas mejoraran. Cuando se fundó el PRD, hacían las colectas de comida para sostener las movilizaciones y los plantones, eran promotoras de base, proponían en las reuniones, pero no hablaban en los eventos masivos.

Era una líder política. Ella afirmaba sólo ser ama de casa. Cuando le ofrecieron ser regidora lo rechazó con un Dios bendito, yo sólo soy mujer y de campo, apenas sé leer y escribir, que vayan otros más preparados.

Al tiempo observó que los regidores y hasta los presidentes municipales muchas veces estaban menos preparados que ella y que tenían visiones diferentes de cómo hacer mejor las cosas.

A sus 73 años sigue trabajando y está enterada de todo lo que pasa en la política del País. Le enorgullece que mujeres dirijan partidos políticos y que una mujer pueda ser presidenta de Estado Unidos.

Sin tener estudios coincide a su manera con Amartya Sen: las mujeres deben de estar en la toma de decisiones políticas para lograr un desarrollo más incluyente. Simple y sencillamente porque somos la otra mitad del pensamiento.
Hay que recordar por qué debemos las mujeres participar en la política y los obstáculos que enfrentamos. No hay que perder de vista que la lucha por el reconocimiento de la participación política de la mujer ha sido una larga y ardua batalla que aún no termina.

Pasaron 36 años de promulgada la Constitución de 1917 para que fuera reconocido a la mujer el derecho de votar y ser votada, el 17 de octubre de 1953.

Después de 100 años por primera vez una Constituyente, la de la Ciudad de México, tendrá la participación de mujeres y casi al 50%.

Las primeras mujeres electas diputadas en Yucatán tuvieron que renunciar a sus cargos por amenazas de muerte. Hoy, a pesar de las leyes de paridad, la historia no es del todo distinta. Hay presidentas municipales electas, como la de Chenalhó y Oxchuc en Chiapas, que fueron obligadas a renunciar y si bien los tribunales electorales las han restituido, el acoso político continúa. La lucha sigue.

Por Beatriz Mojica Morga
Secretaria general del PRD

@Beatriz_Mojica