“La gordura es parte de la hermosura” rezaba un antiguo refrán, que a diario era reforzado con diferentes tipos de publicidades que dejaban ver que ser delgado era algo muy mal visto, pues se creía que las personas no estaban saludables. Sin embargo, con el paso del tiempo, la medicina avanzó y descubrió que lo que en realidad perjudica el estado de salud de las personas es el sobrepeso.

Pero cambiar el paradigma no ha sido un asunto sencillo, de hecho hoy los científicos afirman que durante las últimas 4 décadas las cifras de obesidad se han multiplicado 10 veces. Y resulta aún más impactante saber que si el escenario actual no cambia, en 5 años más, las personas que mantienen un peso saludable, serán un número notoriamente menos comparado con quienes presentan obesidad.

Y tristemente debemos reconocer que es una realidad que se da principalmente en países que declaran abiertamente encontrarse en vías de desarrollo, pues es justamente en ellos donde se carece de buenas y adecuadas políticas públicas para enfrentar de manera efectiva este problema.

Según lo publicado por medios como El Ciudadano y otros más, la solución a esta problemática podría estar en nuestras manos si aplicamos lo siguiente:

    Alejar a los niños de las pantallas

Esto principalmente porque se pierde la noción del tiempo mientras se utiliza algún aparato tecnológico y también porque generalmente esto se hace al estar sentados o acostados, lo que fomenta el estilo de vida sedentario.

    Amamantar hasta los 6 meses

Se ha demostrado que los niños que son amamantados al menos hasta los 6 meses, presentan menores índices de obesidad y sobrepeso en su vida adulta.

    Enseñar a comer de manera saludable

Alejar el mayor tiempo posible a los niños de la sal, azúcar, refinados y otros tantos tipos de alimentos que contribuyen a engordar, es una medida que debe tomarse desde que se comienza con la alimentación complementaria (alrededor de los 6 meses de edad).

    Aumentar la actividad física

Basta con partir con pequeños cambios diarios para comenzar a activar el gasto energético de nuestro organismo. Andar en bicicleta, caminar o hacer cortas rutinas de ejercicios pueden comenzar a marcar la diferencia entre la delgada línea de lo saludable con la obesidad.

    Respetar horarios y rutinas diarias

Es cierto que muchas personas no pueden respetar los tiempos de sus comidas, porque sus trabajos carecen de jornadas diarias bien estructuradas. Pero aún así se debe hacer el esfuerzo para poder comer cada 4 horas, en un ambiente relajado y de manera saludable.

    Privilegiar la comida casera por sobre la envasada

Es cierto que la inmediatez de la comida rápida es uno de sus principales encantos, y si a eso le sumamos su bajo valor, pues parece ser la solución a tantos problemas. Pero se debe saber que lo casero siempre será de mayor calidad a lo que se pueda encontrar en una cadena de comida rápida.

Te invito a ser parte de quienes hoy estamos tomando conciencia de la importancia de alimentarse de manera adecuada, hagamos que el cambio parta por nosotros a diario en nuestro hogar.