Tengo la gran fortuna de tener una maravillosa amiga que por medio de su ejemplo me ha enseñado lo sublime que puede ser la maternidad y la transformación que una mujer puede tener en su vida aun cuando ese bebé tan esperado no sobreviva.

Nos encontrábamos en medio de una crisis laboral cuando su aplomo, madurez y comprensión superior sobre las relaciones humanas fueron fundamentales para enfrentarla y superarla. Una vez que todo pasó, alguien le preguntó cómo ella podía mostrarse tan ecuánime y serena ante tal crisis que cimbró y derribó a muchos de los que considerábamos más fuertes; ella respondió con la mayor serenidad: “He perdido 5 hijos pequeños así que algo he aprendido qué cosas son en verdad importantes.”

Sus 5 pequeños perdidos resumen la historia de muchas mujeres que han experimentado abortos espontáneos, muerte del bebé en útero sin explicaciones, pequeñitos que a las horas o los días fallecen o simplemente bebés que nacen muertos cuando unos minutos antes su corazón latía perfectamente.

Y tras cada pérdida, el dolor, la tristeza, los resentimientos y todos los sentimientos de duda o autocompasión que la pareja sufre, en especial de la madre.

No hay imagen más triste y desgarradora que ver a una mujer que apostó su vida para que su bebé llegara al mundo y verla salir de la sala de maternidad con los brazos vacíos.

Esa es la historia de muchas.

Pero el gran don divino de la mujer la hace levantarse de tan dolorosa caída y volver a intentarlo una y otra y otra vez y ella se transforma, sin saberlo, en ser humilde, lleno de esperanza y fe.

La fotógrafa Laura Fifield publicó una serie de fotografías de madres con los hijos que nacen tras haber perdido uno o varios bebes, los conocidos “bebes arcoirirs” los pequeñitos que representan toda la fe y la esperanza de que los sueños se vuelven realidad.

En la página cafemom puedes disfrutar la galería de Laura Fifield.

Trabaja como si todo dependiera de ti 
Cuando has enfrentado un aborto o la no llegada del bebé, tienes dos opciones: perderte en la tristeza y perderte la oportunidad de conocer un hijo tuyo o comenzar a preparar la llegada de tu bebé.

• Propónte salir adelante

Mi amiga, de quien te cuento, dijo:” Había tal tristeza en mí, que parecía que nunca podría dejar de llorar mi pérdida, así que un día dije: voy a llorar a mi pequeño dos días, lloraré todo lo que pasó y lo que no será, pero al tercer día, dejaré de hacerlo y comenzaré otra vez desde el principio”.

• Fortalece a tu esposo, él también está sufriendo

Tal vez pensarás que tu pareja no vive ni siente tu pesar o al menos no como tú, pero él, el padre, también sufre por el bebé que no tendrá en sus brazos y sufre aún más por ver a su querida esposa en agonía sin poder quitarle el dolor. No caigas en el egoísmo, acuérdate de él y los que te aman.

• Hacer más por tu salud

Gestar un pequeño requiere mucha salud, energía y paz mental. Comienza revisando tu salud general, apégate al ejercicio tanto como el médico te lo permita y alimenta tu cuerpo con lo más sano y lo mejor para el bebé que un día engendrarás.

• Hacer más por tu espíritu

Relaja la mente y el corazón, busca la paz, el perdón, la humildad y cultiva un sentimiento de aprendizaje, muchos milagros surgen cuando hemos aprendido la lección, permite que el gran Maestro te de la lección que requieres obtener de todo esto que te está sucediendo.

• Y luego… deja todo en manos de Dios

Entonces, lo que venga en tu vida sabrás que es lo mejor y que es, simplemente perfecto para ti.

El arcoíris que vemos en el cielo después de ver llover es el recordatorio constante de la promesa de paz que tarde o temprano llegará a nuestras vidas.