Los recortes en el gasto de publicidad oficial no necesariamente son una buena noticia. Cuando no se dice con claridad cómo se destinan los recursos públicos y no están definidos los criterios para su designación, las señales son de alerta.

De acuerdo a la información del portal de Transparencia Presupuestaria (www.transparenciapresupuestaria.gob.mx), el presupuesto del 2020 para el rubro de publicidad oficial se redujo alrededor de 50 por ciento, es decir, pasó de 4 mil 600 millones en el 2019 a 2 mil 654 millones.

A simple vista, esto parecería una ganancia, porque los gobiernos anteriores han despilfarrado el dinero utilizando de forma discrecional los recursos públicos para publicitar su imagen personal o para fines partidistas. Sin embargo, la opacidad y la falta de un ejercicio de rendición de cuentas son aspectos que prevalecen también en el actual Gobierno Federal.

El colectivo #MediosLibres ha denunciado que existen vacíos en la Ley General de Comunicación Social que no han sido solventados a dos años de su publicación. Esto permite que existan criterios inequitativos y opacos para la designación de los recursos públicos.

Además, el colectivo ha señalado la falta de seguimiento a la propuesta que presentaron para la creación de un fondo que contaría con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO) y hasta el momento se desconoce qué pasó con este compromiso que fue anunciado en marzo de 2019, por la oficina de Comunicación Social de la Presidencia.

Las y los periodistas en México no sólo tienen que sobrellevar el clima de violencia que existe desde hace años en su contra, sino también las malas condiciones laborales que surgen de la precarización laboral: salarios bajos, largas jornadas y poca capacitación.

En tales condiciones hablar de una reducción en el rubro de publicidad oficial no se traduce necesariamente en un gasto eficiente de los recursos públicos o en una buena política pública. Al contrario, las empresas al recibir menos recursos, reducen sus nóminas y demandan más horas laborales.

Para construir las bases de una sociedad crítica e informada, el trabajo ético de las y los periodistas cobra una especial relevancia, por eso sus condiciones laborales y las vías de financiamiento para realizar periodismo de investigación, merecen ser mejoradas.