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Cuarenta y cuatro días duró la relación de Brian Howard Clough con el Leeds United. Lo suyo fue más bien como esos idilios turbulentos que uno no atina a precisar cómo fue que dieron inicio, pero en los que, cuando uno se percata, ya está inmerso en un mar de caos. Para mi nuevo empleo me puse como medida esa cifra. Cuarenta y cuatro jornadas que hicieran simbólica la mezcla de dudas, miedo, esperanza y excitación que le dan forma a cada nueva aventura.
1. A manera de Biblia y tomando como referencia a “Cloughie”, leí Damned United, esperando encontrar respuestas, de la misma manera en la que se estila con los textos sagrados. La novela de David Peace, sin embargo (a pesar de ser magnífica) no trajo paz a mi alma. No obstante, no dejaba de sentirme como una réplica proporcional del ex director técnico inglés: repentinamente al mando de un equipo bastante impuesto a un estilo de trabajo diferente al mío.
2. En el futbol, la llegada de un nuevo entrenador nunca dejará de ser un acontecimiento. Por otro lado, aludiendo al lugar común, los cambios siempre causan revuelo. “I'm going through changes”, canta Ozzy Osbourne. Yo adoro las transformaciones, los movimientos telúricos; todo aquello que saque a las personas de su sopor y estado contemplativo. Aunque también es claro que hay quienes detestan esta variabilidad.
3. “Absolutamente sin remordimientos”, remata Madonna cuando termina el video de “Human Nature”. La naturaleza humana, esa cosa tan inexacta de la que todos creen tener la definición exacta. Yo no sé de la naturaleza de nadie, salvo la mía, y lo único que sé de ella es que es mutable y jamás dejará de serlo. Quizás por eso acepté algo que jamás había hecho, al menos no en el estricto sentido de la palabra. Quizás por eso abrazo con una emoción inmensa las propuestas que, como esta, me ponen a prueba y me exigen —además de hacer uso de mis habilidades— aprender.
4. Pensaba que como el señor Clough mi salida llegaría de un momento a otro. Nunca he ocultado mis miedos. Estaba completamente aterrado: había más posibilidades de perder que de otra cosa. Ignoro si en el béisbol los pitchers cerradores tendrán la misma sensación cuando entran al montículo con el marcador adverso y con apenas un par de entradas para tratar de revertir la pizarra. Al final, más allá de que me haya sentido como Ricky "Wild Thing" Vaughn, en la película Major League, las cosas salieron bien y sin necesidad de comportarme como Charlie Sheen.
5. No obstante, nunca hay que dejar de tener en cuenta que un montón de sombras siempre se alzan sobre los titubeos, no por nada el temor, la duda y la ira son los sentimientos que conducen al lado oscuro, según la filosofía Jedi.
6. Finalmente soy sólo un hombre. No soy un director técnico, no tengo un brazo derecho formidable y sobre todo no soy tan fan de Star Wars. Para todo esto no tengo ningún símil albergado en libro, película o canción. Sólo sé que amo el arte y amo que quienes me rodean disfruten del arte. Ahora es lo único que importa.