Del joven James Douglas Clarke, quien falleció a los 27 años de edad en 1971, existen muchas preguntas respecto a su muerte, aún cuando múltiples fanáticos lo honran hasta hoy, especialmente este día: su cumpleaños.

Morrison nació el día 8 de diciembre, cumpliendo 73 años desde su nacimiento, el vocalista cosechó junto al conjunto ´"The Doors´"seis albums, al cual le seguirían otros tres tras su muerte.

Su cuerpo fue enterrado en París, donde descansa junto a otras celebres figuras como Molière, Frederic Chopin, Oscar Wilde, Edith Piaf y más. En su epitafio se lee: “Kata Ton Daimona Eaytoy", que se presta a dos interpretaciones: "Al espíritu divino dentro de él" y "Creó sus propios demonios".

Su muerte sigue siendo un misterio. No se sabe si había sido un paro cardiaco, o (como sus contemporáneos Jimmy Hendrix y Janis Joplin) falleció debido a un severo abuso de las drogas, específicamente la heroína.

Es cierto que Morrison había sido consumidor habitual de varios tipos de drogas (LSD, cannabis y peyote) y siempre se dijo defensor del uso de estas sustancias psicoactivas. Sin embargo, no es probable que consumiera heroína, ya que el cantante sufría una terrible fobia a las agujas.

De hecho, cuando sorprendió a su novia Pamela inyectándose, fue en busca del proveedor, conocido de ambos, para darle una paliza. La cocaína también era droga de su predilección por su efecto acelerador. Lo cierto es que, sobre todo, utilizó las drogas propuestas por la comunidad hippie para alcanzar estados de equilibrio y paz, además de alcohol en abundancia.

Se ha llegado a decir que el artista, así como las versiones conspirativas sobre Presley y McCartney, llegó a fingir su muerte para escapar al estrellato; respaldado en que los pasaportes del artista continuaban vigentes poco antes de su muerte.

Ray Manzarek, el teclista de The Doors, responsable de la sugestiva música de órgano característica de la banda, no contribuyó precisamente a poner fin a este tipo de especulaciones cuando declaró que "si existe un tipo capaz de escenificar su propio fallecimiento -creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés-, poner un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta -África, quién sabe-, ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto".

Danny Sugerman, asegura en su libro Wonderland Avenue que la novia del cantante, que moriría poco después también de sobredosis, le confirmó que Morrison murió de una sobredosis de heroína y que había sido ella misma la que le había inyectado la droga debido al miedo del cantante a las agujas.

Hasta ahora se desconoce una versión oficial sobre el fallecimiento del “Rey Lagarto”.