40 años
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40 años
El periodista y el periodismo es aquel que tiene un compromiso permanente con los ciudadanos, con el servicio público. El periodista debe de estar tomando partido, sí, tomando partido todo el tiempo… del lado de los abusados, del lado de los ciudadanos pobres, del lado de los que menos tienen. El periodismo debe de estar manejado por periodistas e intelectuales, no por funcionarios del lado del poder económico. Menos del poder político. El periodismo es una práctica social, cultural y educativa, no únicamente la habilidad y puesta en ejecución de un negocio. ¿Ha notado que no he escrito “comunicación”? Soy periodista y escritor, no “comunicólogo”.
Toqué las puertas de VANGUARDIA cuando tenía alrededor de 19 o 20 años. Traje un poema para que se me editara. A la semana salió en “Semanario”. Me atreví a llegar el lunes feliz y buscar a la señora Diana María Galindo de Castilla para que… me lo pagara. Así lo hizo. Me pidió entonces comentarios de libros, reseñas, artículos. Desde entonces he publicado en este diario, obra de ese hombre de voz de trueno que lo fue don Armando Castilla Sánchez.
Alguna vez me platicaron, uno de los testigos, una anécdota que retrata de cuerpo completo y entero a quien fue don Armando.
La platico de nuevo y nunca me cansaré de referirla. Va. Cuenta la historia, la leyenda y quienes estuvieron en una cena con él y con el entonces Gobernador y Alcalde de Saltillo (no voy a cometer la infidencia de decir quiénes eran), que todo transcurrió en franca camaradería y con la risa estruendosa que caracterizaba a don Armando. Luego de una buena cena, todo mundo se fue a descansar con los mejores deseos.
Al siguiente día, VANGUARDIA enunció a ocho columnas el atropello de las autoridades oficiales en contra de desprotegidos ciudadanos y, sobre todo, nuestro diario denunciaba el estado de abandono en que se encontraba la ciudad por la falta de trabajo de su Alcalde en turno. Sorprendido en extremo, uno de los comensales de la noche anterior, llamó a don Armando y le espetó por teléfono: “Oiga don Armando, ¿pero si ayer estuvimos cenando con el Gobernador y el Alcalde en muy buen plan?, ¿qué pasó?”
A lo cual, con la sabiduría que lo caracterizaba y con su voz de trueno, serena y directa, el dueño y editor de VANGUARDIA contestó a su interlocutor: “Mira, estos dos ya se creían dueños del periódico, sólo porque se están anunciando publicitariamente. Hay que darles una recordadita de quién es el dueño del periódico: la gente”. Usted lector, es el dueño y autoridad en este diario. Nadie más.
Esquina-bajan
Hoy esta casa editorial, de las vertebrales para practicar el periodismo en México, arriba a sus 40 primeros años de vida. Y aquí y no en otro lugar ofician algunos de los mejores periodistas de México. Todos ellos claro, mejores a este escritor. Leer a don Armando Fuentes Aguirre, José Reyes, Édgar González, Francisco Rodríguez, al multipremiado Jesús Peña; a los periodistas de investigación, Víctor S. Peña y Luis Carlos Plata es un lujo. Pero ellos no están solos. Necesitan del gran equipo de secretarias, prensistas, vendedores, oficinistas, vigilantes… es decir, todos los que forman la gran familia del diario, el cual aún huele a tinta, papel y libertad.
VANGUARDIA sigue siendo el referente del periodismo no sólo en el Norte sino a nivel nacional, por un motivo que usted ya sabe: la fidelidad del diario a sus lectores y la fidelidad de usted para este rotativo. Sin faltar claro, la fidelidad, respeto y pasión que guardamos todos los involucrados a este oficio, el más bello del mundo, dijo Gabriel García Márquez. Este oficio, al cual algunos agoreros quisieran ver pasar a mejor vida debido al empalago de las redes sociales. No señores, por algo cuando ocurre algún desaguisado y una hecatombe, todos consultan las páginas de este diario por un motivo: si lo publica VANGUARDIA, es verdad lo que está ocurriendo.
Seguido, los lectores me preguntan por mi estilo de vida: no soy millonario, no tengo un Mercedes Benz, no tengo casa propia, no soy dueño de un restaurante, no viajo en avión privado a las playas de México, no conozco Europa, no… etcétera; como muchos locutores, presentadores, animadores y “reporteros” presumen. Lectores me preguntan por mi manera tan “suicida” y aguerrida de practicar el periodismo. Lo mío es sencillo: vivo en la digna medianía que permite el oficio, como lo afirmó Ryszard Kapuscinski. Ya luego los aviones se caen, los autos chocan, los restaurantes quiebran… en fin, nada es eterno y nada es nuevo.
Letras minúsculas
Felicidades a don Armando Castilla Galindo y a la señora Diana María Galindo de Castilla. ¡Felicidades y larga vida a las páginas de VANGUARDIA!