2021, rumbo al repunte del crecimiento económico nacional

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2021, rumbo al repunte del crecimiento económico nacional

‘Hasta pronto Sax’

El 24 de marzo del 2020 se decretó la segunda de tres etapas epidemiológicas por la pandemia de COVID-19, de acuerdo con la categorización emitida por las autoridades sanitarias federales -según el grado de transmisión de la enfermedad-. Esta comprende la suspensión de ciertas actividades económicas, la restricción de congregaciones masivas y la recomendación de resguardo domiciliario a la población en general, lo que lleva a un “parón económico” por parte del Estado mexicano en todos los sectores: productivo, comercial, distributivo y financiero, así como al confinamiento voluntario por la limitación a la movilidad humana y de mercancías. En más del 90 por ciento, las implicaciones económicas no tardaron en aparecer y hasta hoy las seguimos padeciendo.

A finales del mes de febrero del presente año, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados anuales del Producto Interno Bruto del 2020 que, en comparación con 2019, mostró una caída de 8.5 por ciento anual, el peor desplome de la economía mexicana en 88 años, que paralizó el sector industrial y de servicios debido a los estragos de la pandemia. Padece la economía nacional un escenario aparentemente catastrófico con base en la estadística disponible. Sin embargo, no necesariamente apunta a procesos históricos reales, porque la dinámica económica continúa realizándose, no obstante, en menor escala que en periodos anteriores.

El desequilibrio económico de 2020 presenta una singularidad inédita y atípica del fenómeno socioeconómico principal que lo caracteriza: la intervención del Estado en la actividad económica. Esta ocasionó un “parón económico” ya que, en vez de prolongar la caída de la tasa de ganancia con políticas anticíclicas, optó obligadamente por limitar la producción, distribución y comercialización en los tres sectores económicos.

Recientemente, distintas instituciones financieras públicas y privadas, nacionales y multinacionales, pronosticaron el crecimiento económico para 2021. El Banco de México (BdeM) estima un crecimiento para la actividad económica de 3.8 por ciento; la OCDE, de 3.6 por ciento; el FMI, de 4.33 por ciento; la consultora Moody´s, de 5.5 por ciento y la Secretaría de Hacienda de 4.6 por ciento. Esto parecería una subasta de pronósticos de crecimiento económico con mucho bullicio a su alrededor, sin visualizar lo que esconden los datos: cada variación positiva o negativa del PIB tiene repercusiones de diferentes magnitudes en los estratos de la sociedad.

Las proyecciones del desempeño de la economía mexicana que estiman las distintas instituciones financieras toman como escenario central la apertura del sector externo, la cual repercute positivamente en la cuenta corriente parte medular de las cuentas nacionales de los indicadores macroeconómicos y que beneficiará a la exportación del sector automotriz (27.9 por ciento del PIB nacional, excepto en el periodo de la pandemia). Sin embargo, el 2020 fue un año crítico en todos sentidos y “resultó especialmente positivo para el balance global de nuestro intercambio de bienes y servicios con el exterior, al registrar la Cuenta Corriente un saldo positivo de 26 mil 571 millones de dólares”.

La balanza de mercancías tuvo un superávit histórico de 34 mil 445 millones de dólares en el año 2020, con exportaciones por 417 mil 825 millones de dólares (equivalente a -9.4 por ciento respecto a 2019) e importaciones por 383 mil 380 millones de dólares (corresponden a -15.9 por ciento en comparación con 2019). Por el contrario, la balanza de servicios (turismo, transporte, financieros, seguros, pensiones) cuenta con un déficit de cuenta corriente (saldo rojo) en 2020 de 10 mil 171 millones de dólares. Del mismo modo, la balanza de renta (intereses por deuda, utilidades, dividendos y otros) presenta un déficit en su saldo de 37 mil 769 millones de pesos; este saldo negativo es un problema crónico de la balanza de renta. La balanza de transferencias creció en 2020, a pesar del “parón económico” mundial por la pandemia, con un superávit a 40 mil 66 millones de dólares. No obstante, las remesas rompieron récord y sumaron 41 mil 33 millones de dólares. Sin embargo, disminuyeron los envíos al exterior de extranjeros que residen en México, ya que se remitieron únicamente 967 millones de dólares.

Otro parámetro relevante que tomaron las instituciones financieras, particularmente las públicas nacionales BdeM y Secretaría de Hacienda, para proyectar el crecimiento económico, además de la cuenta corriente de las 4 balanzas comerciales del sector externo es el despunte de los puestos de trabajo perdidos (parcial o totalmente, en todos los sectores) durante emergencia sanitaria. Este número es de 560 mil 473 formales y 87 mil 237 eventuales, según las últimas cifras publicadas en enero por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Para este año, el ejecutivo federal estima que se creen entre 250 y 570 mil empleos, un revelador aumento frente a la estimación previa, que oscilaba de 150 a 500 mil. “En este sentido, la ocupación está lejos de ser plena, al contrario. Mucha holgura, traducida en pobreza”.

La cuarta trasformación tiene tareas pendientes para la recuperación económica. Ahora bien, los megaproyectos están en marcha de consumarse y generar fructíferos resultados; los programas sociales van penetrando cada vez más en la población vulnerable. Es un hecho que el repunte del crecimiento económico falta para ser pleno, pero por algo se empieza.