Usted está aquí

2017-2018…

En más de tres décadas, desde los espacios de la ciencia, el análisis y la reflexión crítica, se evidenciaron los resultados negativos del modelo económico neoclásico y se advirtió de los posibles efectos nocivos posteriores en nuestro País; también se denunciaron acuerdos entre los poderes económico y político, que no contribuyen a la dinámica económica nacional.

Año con año los resultados son los previstos por los académicos y sus pronósticos ya están aquí: dependencia económica y hasta política hacia los Estados Unidos; equivocadas decisiones respecto recursos estratégicos del País (petróleo, extracción y electricidad, ahora privatizados); estancamiento de inversión pública en infraestructura productiva; gasto corriente excesivo (1.2 billones de pesos); galopante incremento de la deuda pública federal (9.6 bdp, 47.2% del PIB), estatal (570 mil millones de pesos) y municipal (más de 59 mmdp); pérdida del poder adquisitivo salarial con debilitamiento del mercado interno; intermediación financiera deficiente  con muy amplio diferencial de tasas ahorro-crédito; débil diversificación de los mercados externos; deslizamiento de la paridad que se ha presentado desde el año 2013 con depreciación de más del 50%; etcétera.

En 2017 se presentaron dos fenómenos negativos que se venían construyendo desde hace años y se desbordaron: la inflación por el incremento paulatino —en centavos diarios— y abrupto de los precios de diésel, gasolinas y electricidad; y depreciación del tipo de cambio por la desconfianza en las decisiones económicas y las amenazas de Donald Trump respecto a la cancelación del TLC, a lo que se añade la reciente reforma fiscal que reduce considerablemente las obligaciones tributarias en ese país.

Las consecuencias actuales en México son evidentes: incremento de la tasa de interés que inhibe la inversión directa, esto para contener tanto la inflación como la depreciación; reducción del gasto público federal para apoyar efectivamente las actividades económicas; incremento del gasto para obligaciones financieras que asigna 647.5 mmdp, más que comunicaciones y transportes, educación, ciencia y tecnología, salud y agricultura con total de 587.35 mmdp.

Son factores  tanto internos como externos los que debilitan la economía mexicana, y aun así se siguen aplicando las recetas neoliberales que acentúan más el estancamiento, dos candidatos presidenciales continuarían con dicha estrategia y el candidato opositor se ha corrido al centro-derecha.
2018: incrementos paulatinos de tasa de interés en Estados Unidos que la ubicarían en  2%;  reforma fiscal en ese país que reduce a 21% el impuesto corporativo; renegociación del TLC; deuda del gobierno federal cuya calificación está en duda; elecciones federales; entre otras, son factores que generan incertidumbre y el pronóstico de crecimiento económico es, otra vez, alrededor del 2%.

Para Coahuila los riesgos son inherentes, pero hay un factor a favor que es la depreciación que abarata la inversión extranjera directa y las exportaciones, aun con reforma fiscal estadounidense, así que no se prevé una salida abrupta de empresas, sobre todo en el sector automotriz.

En nota reciente de Javier Mariscal en Vanguardia (29 de diciembre) se afirma que la entidad es el tercer lugar nacional donde se ha incrementado más el salario, que coincide con una investigación que realizamos en la Facultad de Economía, que demuestra que en años recientes la tendencia en Coahuila es que ha disminuido el número de personas que obtienen de 1 a 2 salarios mínimos y se ha incrementado el número de personas en rango de 2 a 3 salarios mínimos.  

El hecho de que la tasa de desempleo local (4.3%) se ubique por encima de la media nacional (3.5%), aun con la amplia promoción económica, se debe fundamentalmente a la innovación tecnológica de nuevas inversiones o reinversiones que desplaza mano de obra, a la incorporación de jóvenes a la población económicamente activa y a la probable migración interna que sobre oferta el mercado laboral.

Viene un año de volatilidad e inestabilidad. Es necesario apostar por la transformación política, económica y social de México.