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1,2,3 por Las Leyes y la Cultura de la Legalidad
Esta semana el Presidente López Obrador en sus ya conocidas mañaneras, demostró su enojo al compartir que un juez había otorgado suspensiones provisionales contra la nueva Ley de Industria Eléctrica. Hagamos un alto y recordemos de qué va está ley que significa esta llamada suspensión.
La semana pasada la Cámara de Diputados y Senadores aprobaron la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, con el argumento de darle a CFE mayores herramientas para fortalecerse y cerrando el camino a las empresas privadas, pero con esto también a las energías renovables puesto que se privilegiaría la compra de combustibles fósiles para producir energía. Por tal motivo, varias empresas privadas buscaron suspensiones para detener este proceso.
Sin embargo, esta misma semana, López Obrador aseguró que si el Poder Judicial, entendido como los jueces, magistrados, ministros, decide que la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica es inconstitucional, entonces, él mandará una iniciativa para reformar la Constitución. La cual, es probable que pase sin problema, como ha ocurrido anteriormente, específicamente con la ya mencionada Ley de Industria Eléctrica.
Ahora bien, más allá del tema de no fortalecer el consumo de energías renovables en pleno siglo XXI y después de haber sufrido apagones prolongados en las semanas recientes; pareciera que al Presidente López Obrador le importa muy poco lo que dicen nuestras Leyes y/o lo que hemos construido como país en las últimas décadas.
No es mi objetivo defender a ningún partido o gobernante anteriormente, simplemente me parece poco creíble que todo, absolutamente todo, según el Presidente, esté mal y debe cambiarse o empezarse de cero. Recordemos el asunto del Aeropuerto, Conacyt y el Sistema Nacional de Investigadores, Fonden, Programas de Estancias Infantiles, Medicinas para niñas y niños con Cáncer, entre otros, programas y fideicomisos que se cortaron de tajo sin más ni menos.
Nadie nos vamos a poner a discutir que México tiene un enorme problema de corrupción, de pobreza y de violencia. Ya no necesitamos más diagnósticos para ponernos de acuerdo. El reto se encuentra en poder discernir cuál es la raíz de dichos problemas y cómo solucionarlos. No se trata de volver a empezar Señor Presidente. Por sentido común, todo no puede estar absolutamente mal. Como diría Usted mismo, yo tengo otros datos.
El 6 de junio habrá elecciones no solo para puestos locales: Gobernador, Alcaldes o diputados locales. Todas y todos elegiremos diputados federales que serán quienes conformarán nueva Cámara de Diputados. Hoy por hoy, como lo hemos visto la Cámara de Diputados sirve de Oficialía de Partes de las iniciativas del Presidente. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente en que solo cumplen el requisito de pasar el papel, no se discuten, no se hacen observaciones o se les cambia aunque sea una coma. Esto es muy grave, no se puede construir el país que me merecemos con la opinión de solamente una persona.
Esta historia ya la habíamos vivido con la llamada “dictadura perfecta” del PRI de Calles hasta Zedillo. ¿Queremos volver a vivir esta historia? Ya conocemos el final.
Necesitamos contrapesos reales al poder del Presidente. Este 6 de junio podemos hacer la diferencia. Contrastemos los perfiles de los candidatos, sus propuestas, sus ideales políticos y votemos por aquello que vaya más de acuerdo a lo que nosotros creemos, pensamos, anhelamos para nuestro México. Nuestra chamba de Ciudadanos de Tiempo Completo.