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10 expectativas que toda esposa desea cumplir (Pero la realidad es otra)
Culturalmente a través de los años las mujeres sueñan con casarse y tener una vida feliz. El matrimonio suele llenar a las parejas de grandes expectativas. Para la mujer, pasar de ser soltera a ser casada supone grandes cambios, sin embargo no siempre todo es como una mujer lo sueña.
Por naturaleza somos imperfectos. Entonces, sería razonable esperar que tu matrimonio también lo sea. Cuando te casas con el amor de tu vida sueñas con que todo vaya por el buen camino, y te empeñas en que todo sea perfecto. Sin embargo, que no sea perfecto no significa que nuestro matrimonio sea infeliz.
Particularmente las mujeres tenemos una gran presión social. Primero debemos ser buenas hijas, ser “delicadas”, ser buenas madres, buenas esposas, buenas amigas. Cuando una pareja se casa sus miembros depositan en esa sociedad conyugal todas sus expectativas y deseos. La mujer, generalmente, idealiza el matrimonio y cuando sus expectativas no se cumplen es cuando sobrevienen las dudas y los planteos entre la pareja.
1. Todo color de rosa
Respira. Como todo en la vida tendrás buenos y malos días. Habrá días donde una atmósfera de amor idílico rodee el ambiente, y otros en los que ni quieran verse las caras. La convivencia tiene esas cosas. Es completamente normal.
2. Seré la mujer perfecta
Si eres tú la que querías ser perfecta en todos los sentidos, o si es tu marido quien esperaba que estuvieras ahí al pie del cañón para atajar todos los avatares, puedes ver en los hechos de la vida cotidiana que, fehacientemente, no eres la mujer robot. Si él pensaba que estaría el desayuno listo cada día, o si tú esperabas tener todo absolutamente organizado y ordenado en la casa, con el tiempo verán que la vida cotidiana es diferente a los cuentos de hadas, y que no está nada mal pedir delivery de pizza de vez en cuando.
3. Él nunca dejará de ser ese apuesto galán
Si cuando lo ves tirado en el sillón viendo televisión con sus pies sobre la mesa ratona te planteas qué es lo que ha ocurrido, quédate tranquila, es algo normal. Los primeros meses de casados idealizamos a nuestra pareja como ese hombre atento y servicial que fue durante el noviazgo, que nos abría la puerta del coche, o que nos corría la silla al sentarnos. Cuando la confianza va abrazando a la pareja muchas veces esas acciones se van perdiendo y aunque tu expectativa nunca haya declinado, no es tan grave que ésto suceda si el verdadero amor perdura.
4. Estaré de punta en blanco del día a la noche
Siempre intento estar bonita y arreglada. No sólo para mi marido sino también para mí; me gusta verme bien y considero que arreglarse un poco habla de cuánto amor propio tienen las personas. Sin embargo, esa expectativa de estar siempre de punta en blanco se fue diluyendo con la cotidianeidad de la convivencia. No siempre estoy bien peinada, mis ropas suelen tener algunas manchas, y las pantuflas son mi calzado preferido. No está nada mal, me encanta sentirme cómoda y libre de sentirme yo misma frente a mi marido.
5. Nunca faltará el romance
Normalmente las parejas se casan por amor. El romance y la pasión son dos de los componentes más importantes en la química de una pareja. Para las mujeres muy románticas la pérdida de ese idilio romántico del noviazgo supone un cambio drástico, ya que la expectativa fue siempre muy alta.
Si antes era común mirar películas un sábado a la noche mientras reían y comían pochoclos, y ahora están en una época donde cambian pañales y despiertan junto al bebé es completamente normal que ese romance se haya disipado un poco. No dejes que el romance los abandone para siempre, simplemente debes entender que son etapas, y si cada uno pone su granito de arena podrán volver de a poco a ser esa pareja romántica que antes eran.
6. Las relaciones íntimas nunca faltarán
Comúnmente el hombre piensa que una vez casados tendrá la posibilidad de tener relaciones íntimas con su esposa más frecuentemente, sin embargo no siempre es así. La expectativa de la esposa “dispuesta hacia el marido” en todo sentido, es una aseveración social bastante frecuente pero que dista a veces de los deseos de las mujeres. Asimismo, muchas mujeres que pensaban que seguirían siendo pasionales, se encuentran que la maternidad, la convivencia y los años han mermado ese deseo.
7. Me casé para ser feliz
Si buscas la felicidad en el matrimonio, deberías saber que el lugar donde encontrarás la felicidad es dentro de ti misma. El cambio del estado civil no cambiará mágicamente tu vida, aunque seguramente la felicidad formará parte de grandes momentos a través del matrimonio.
8. Los hijos vendrán para fortalecer nuestro matrimonio
Muchas parejas cometen el error de creer que los hijos vendrán a afianzar la pareja en momentos de tempestades. Sin embargo, si la pareja tiene conflictos los hijos traerán mayores discusiones. Aunque suene feo, la realidad es que una pareja que no está afianzada, que no se respeta, que no se ama lo suficiente, no podrá vivir a pleno la crianza conjunta de los hijos. Si en tu matrimonio reinan las discusiones y la base no está fuerte, será muy difícil que el desgaste diario que supone la crianza de los hijos venga a solucionar los problemas cotidianos.
9. Ahora podré dejar de trabajar en lo mío y servir a mi esposo
Si bien muchas mujeres siguen pensando que ser ama de casa y servir exclusivamente al esposo y a los hijos es la mejor elección, otras mujeres se convencen que dejando su trabajo y dedicándose a la vida del hogar serán más felices y, luego de un tiempo se sienten vacías. La realidad es que, cada mujer sabe qué es lo mejor para ella y su matrimonio, pero si dejas algo que te gusta mucho, posiblemente lo extrañes dentro de un tiempo.
10. Compartiré mi vida por completo
Una pareja se casa para unir sus vidas, pero ésto no significa resignar sus vidas privadas. Si pretendes compartir absolutamente todo con tu pareja estarás cometiendo un gran error ya que estarás atentando contra la individualidad de cada uno de ustedes. Es sano que cada uno tenga sus amistades, sus actividades y su vida personal. Es necesario pasar tiempo juntos de calidad y disfrutarlo, pero nunca deben perder sus actividades personales.
No sueñes con el matrimonio perfecto ni pienses que el matrimonio traerá perfección a tu vida, si bien es cierto que tendrán momentos perfectos. Concéntrate en ser tú misma y dedicarle a la pareja esa cuota de amor diaria y dedicación que fortalecerá la relación.