0.26%: la nueva jugarreta del Instituto Electoral de Coahuila

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0.26%: la nueva jugarreta del Instituto Electoral de Coahuila

El pasado 19 de octubre, mientras las diferencias entre INE y TEPJF acaparaban la agenda pública, el Instituto Electoral de Coahuila emitió un “Reglamento para la Constitución y Registro de Partidos Políticos Locales en el Estado” que atenta contra la democracia.

A través del acuerdo IEC/CG/191/2017, seis de siete consejeros decidieron que bastan 5 mil 464 afiliados, es decir, el equivalente al 0.26 por ciento del padrón electoral, para fundar un partido político en la entidad. Dicho de otra forma: no se necesitará ni medio punto porcentual para acceder a las prerrogativas; con una morralla de “militantes” será suficiente.

Un ejemplo para dimensionar: los ciudadanos de la vasta colonia Mirasierra, en Saltillo, podrían formar su propio partido político local. Su número de habitantes lo permite. El “Partido Mirasierra”. Otro dato para contextualizar el disparate: lograr una candidatura independiente por un distrito federal de Saltillo requiere 6 mil 110 firmas de apoyo, obtenidas sin recursos públicos. En esencia es distinto, pero más difícil.

Al justificar el sentido de su voto, el IEC aludió a una controversia entre dos disposiciones: primero, el artículo 30 del Código Electoral establece que, “en ningún caso”, el número de afiliados podrá ser menor al 1.5 por ciento del padrón electoral. Lo cual representaría 31 mil 524 ciudadanos. Y segundo, el artículo 10 de la Ley General de Partidos Políticos fija la cifra en 0.26 por ciento (5 mil 464; una sexta parte). A todas luces desproporcionado.

Debido a la polémica y “en estricto apego a la legalidad”, como afirma la exposición de motivos del documento, los consejeros tomaron como base la Acción de Inconstitucionalidad 103/2015 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la cual se impone jerárquicamente la referida Ley General al Congreso del Estado de Tlaxcala en un caso similar.

La mañosa interpretación legal, sin embargo, no brota por generación espontánea. “La mano que (todavía) mece la cuna” busca detonar un mecanismo de subrepresentación en Coahuila. Más fácil: pretende pulverizar el voto con otra estrategia luego de la escasa expectativa que han generado las candidaturas independientes en Coahuila. Me explico.

Se trata de convertir la política partidista en una pasarela de minorías. Que sectores cuya voz no ha sido escuchada por las razones que sean, se crean representados. Repito: se crean, no que lo vayan a ser en realidad. Y lo más importante: que se mantengan aislados entre sí. Que no sumen fuerzas con otros grupos para que no cambien el statu quo.
No es una jugada inocente. Es una jugarreta, más bien.

“La mano que (todavía) mece la cuna” nos quiere atomizados. De alguna forma busca suplir la pérdida del PRI en el último sexenio (247 mil 483 votos menos con una lista nominal tan pequeña, no es poca cosa). Y es que analizando los próximos comicios de 2018 al rigor del comportamiento electoral, es previsible que se repita el voto mayoritario contra el PRI como sucedió en la pasada elección. No obstante, el sufragio de castigo recalaría en diversas fuerzas políticas una vez más. No en una Coalición o Frente que lo capitalice. Máxime con la creación de varios partidos políticos bonsáis. Ojo.

Por lo demás, qué de positivo había en el desaparecido Partido Joven. O en el Partido Primero Coahuila. O en el Socialdemócrata Independiente. O en el Partido Campesino Popular. O en el Partido de la Revolución Coahuilense. Los cinco citados perdieron el registro merced a la baja votación obtenida el 4 de junio. El único partido estatal que lo conservó, y se consolidó, fue Unidad Democrática de Coahuila.

En ese contexto, ¿para qué facilitar la creación de “nuevos” –es un decir– actores políticos?, ¿o se trata de reintegrar a la sociedad –previa liquidación– a los extinguidos?

Cortita y al pie
No son un elemento de prueba, Coahuila, cabe señalar, es la entidad federativa con más partidos políticos locales del País. Un continuo laboratorio de malas prácticas electorales. Y aunque no se puede restringir la libertad de asociarse políticamente y tomar parte en los asuntos públicos del estado, ni la participación debe ser coto privado, en este momento la opinión pública rechaza mayoritariamente a los partidos políticos al ubicarlos en su punto más bajo de aprobación histórica. Algo a tomar en cuenta.

La última y nos vamos
Finalmente, no olvidar que los consejeros del IEC son responsables de la ingobernabilidad en el Estado. ¿Por qué siguen en la silla?, ¿por qué habrían de arbitrar ellos otro proceso electoral?, ¿por qué ese afán de ser los tontos útiles de “la mano que (todavía) mece la cuna”?

@luiscarlosplata