Amanda Knox proclama su inocencia en su primera entrevista en TV

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Amanda Knox proclama su inocencia en su primera entrevista en TV

Amanda Knox concedió en la noche del martes su primera entrevista televisada desde que fue absuelta en segunda instancia en el caso por el asesinato de una estudiante británica en PerugiaFoto AP/ABC, Ida Mae Astute
El asesinato de la británica, en 2007, y el juicio contra Knox desató atracción internacional. La fiscalía tildó a la Knox de demonio y organizadora de orgías.
Washington, EU.- La "angelical" Amanda Knox vuelve a saltar a los titulares, que esta vez cuentan su versión sobre el mediático caso de asesinato en Italia y, quizá, la ayuden a vender suficientes libros que sufraguen los gastos de su condena y consiguiente exculpación en el país mediterráneo.

La joven estadounidense, de 25 años, concedió en la noche del martes su primera entrevista televisada desde que fue absuelta en segunda instancia en el caso por el asesinato de una estudiante británica en Perugia. Su libro, "Waiting to be Heard" (a la espera de ser escuchada), salió a la venta unas horas antes.

El asesinato de la británica, en 2007, y el juicio contra Knox y su novio de aquel entonces desataron una enorme atracción internacional. La fiscalía tildó a la estadounidense de demonio y organizadora de orgías, mientras que los medios italianos la apodaron "el ángel de los ojos de hielo" o "diablo con cara de ángel".

Pero como contó Knox en la noche del martes a ABC TV, los insultos fuera de la sala de juicios eran el menor de sus problemas. Knox contuvo las lágrimas durante la entrevista, de una hora, e insistió en su inocencia respecto a la muerte de su compañera de piso, Meredith Kercher.

Según contó, pasó la noche del crimen viendo una película y manteniendo relaciones sexuales con el que fuera su pareja desde siete días antes, Raffaele Sollecito. El mes pasado, el Tribunal Supremo italiano ordenó un nuevo juicio, pero no está claro si Estados Unidos la extraditará. De conformidad con la legislación estadounidense, un sospechoso no puede ser juzgado dos veces por el mismo crimen.

Para Knox, la posibilidad de un nuevo juicio le hizo sentir como si estuviera retrocediendo. "Me sentí como si, después de haber reptado por un terreno de alambre de púas y finalmente alcanzado la meta, resultara que era sólo el horizonte y me quedara otro campo de alambre de púas por recorrer", dijo a ABC.

En el libro, Knox cuenta que había sido una chica fiestera y promiscua hasta que el asesinato de Kercher la puso en la cárcel. Detalla haber mantenido relaciones sexuales con varios hombres en Italia durante sus seis primeras semanas en el país.

"Estaba orgullosa de mi misma por no tener ataduras sobre las relaciones sexuales, pero me sentía incómoda y fuera de lugar", escribe sobre su primer "affaire" de una noche. "Con todo, no sabía si lo lamentaba o no. Ni podía anticipar que mi incierto experimento privado sería mi perdición a ojos de la opinión pública."

Según contó a ABC, pensaba que la promiscuidad "era lo que hacían las mujeres seguras de sí mismas y de espíritu libre". Y escribe que a menudo fumaba marihuana con sus compañeras de piso, entre ellas Kercher. "En nuestra casa, la marihuana era tan común como la pasta", cuenta en su libro.

Knox se describe a si misma como una joven ingenua y asustada, atrapada por el sistema de Justicia italiano y que lucha por entender qué le está sucediendo. Según reveló, la policía la coaccionó para presentar una confesión falsa en la que acusaba a su jefe, el dueño de un bar Patrick Lumumba, del asesinato.

"Tenía 20 años, apenas hablaba su idioma", escribe la estadounidense. "La policía no sólo conocía las leyes, sino que su trabajo era manipular a la gente para conseguir que los 'criminales' admitieran que habían hecho algo mal y lo hacían amedrentando, intimidando, humillando."

La joven cuenta que durante su estancia en la cárcel a menudo fantaseó con la idea de suicidarse ahogándose con una bolsa de basura. Afirmó que los vigilantes de prisión buscaban favores sexuales y le dijeron que tenía el VIH, aunque después le contaron que era falso.

Según contó a ABC, los funcionarios de prisión le pidieron que escribiera los nombres de sus esporádicas parejas para poder rastrear el diagnóstico de VIH. Y esa lista se filtró a los medios italianos.

Knox fue condenada a 26 años de cárcel en 2009. Sollecito también fue declarado culpable, pero un tribunal de apelación revocó la sentencia en 2011 y Knox regresó a Estados Unidos.

Según medios estadounidenses, la joven ha recibido casi cuatro millones de dólares como anticipo a las ventas del libro, que ha sido publicado en todo el mundo en varios idiomas.

Por Pat Reber y Emoke Bebiak/DPA-Reportajes