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Macondo II
“En la noche, después del toque de queda, derribaban las puertas a culatazos, sacaban a los sospechosos de sus camas y se los llevaban a un viaje sin retorno. Era todavía la búsqueda y el exterminio de los malhechores, asesinos, incendiarios y revoltosos del Decreto Número Cuatro, pero los militares lo negaban a los propios parientes de sus víctimas, que desbordaban la oficina de los comandantes en búsqueda de la noticia”. ‘Seguro que fue un sueño’, insistían los oficiales. ‘En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando, ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz’”. (Cien Años de Soledad, García Márquez).
Coahuila se asemeja a Macondo y hasta es idéntico con las marrullerías de los gobernantes, tanto administrativos como reales, y para muestra varios botones:
1. Con una deuda que rebasa los 40 mil millones de pesos y una ausencia de obras, amén de la falta de mantenimiento de las realizadas en el sexenio del profesor bailarín, la única ocurrencia del gerente que administra los negocios de los hermanitos baño de sangre Inc. fue organizar una carrera de carritos caros denominada Rally 1000, como parte de una afición adquirida una vez que se hizo gerente, anunciándola como una fuente de ingresos importante para el turismo regional.
El evento como muchos otros, a saber, el baile de los Ángeles Azules en el viñedo de Beto Moreira, evidentemente sí resultó en una ganancia, pero para sus organizadores: Riquelme, Manolito y Chema, sin embargo, está a kilómetros de distancia que éste generara algún peso partido al erario estatal.
Según la oficina de convenciones, este rally significó la renta de 150 habitaciones en hoteles de Torreón, que lo mismo se ocupan en una convención de los rotarios o una reunión de egresados de alguna facultad de la ciudad.
La inversión en infraestructura, para efecto de trazar los caminos del evento, significó que fuera desviada maquinaría de la secretaría del ramo encargada de Vivienda y Movilidad a un costo de mil 856 por hora, aproximadamente, que representarían más de los 35 millones de pesos que dizque generó el gustito caro del ingeniero Riquelme y su pandilla lagunera, eso amén de los millones de pesos gastados en publicidad y habrá que restarle a esa pretendida ganancia el costo de hotel de los 28 funcionarios que acompañaron al gerente para hacer bulto, porque nomás no se llenaban las inscripciones. Riquelme resultó más sofisticado que los hermanitos muerte, pero desafortunadamente todo a cargo del pueblo que paga.
2. Con un boquete de mil 193 millones de pesos, la DIPETRE está pasando la peor de sus pesadillas originadas por el saqueo de los hermanitos Moreira durante los últimos 18 años.
Los orígenes de este desfalco surgieron en administraciones sindicales de los años 90 que metieron mano a los ahorros de los profes y a sus pensiones para construir desde sendas mansiones, con gusto de rico nuevo, hasta complejos vacacionales en la sierra de Arteaga.
La historia continúa cuando Carlitos, el hermanito conciliador, saltó de la Sección V a la 38 a fin de apoyar la candidatura de Humberto como gobernador, y el saqueo fue inmisericorde porque no solamente de ahí salió el dinero para campañas del PRI a las alcaldías y diputaciones, sino las del tirano y de Riquelme. ¡Haya cosa!
Vendrán cosas peores, según el verdadero libro, por lo pronto el apocalipsis para el sistema pensionario de los maestros y sus servicios médicos está herido de muerte y no se ven trazas de solución que deberían incluir no solamente la reposición de lo robado, sino la cárcel a sus saqueadores en un “caiga quien caiga”.
3. En los corrillos de la Fiscalía del estado de Coahuila corre el atole blandengue de la modorra y la impunidad por parte del Dr. Gerardo Márquez en la denuncia interpuesta por los socios de la sociedad Manuel Acuña de mi tierra sarapera. Asunto escabroso en el que están inmiscuidos varios funcionarios estatales y dos gobernadores que quieren apropiarse de ese ícono de la ciudad, al cual ya derrumbaron con la excusa de la remodelación. Sinvergüenzas y cínicos, y todo el atraco a plena luz del día y con la complicidad del Fiscal de lámina acanalada Pintro.
Pero en Coahuila, al igual que en Macondo “no ha pasado nada, ni está pasando, ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz”. Coahuila insumiso, ¡ya despierta carajo!