El cambio climático es el desafío mas grande que enfrenta la humanidad, no porque se quiera catalogar por encima de otros asuntos sociales prioritarios, sino porque agrava todas las problemáticas que desde antes se enfrentaban y por decirlo de alguna manera, pone más difícil el panorama para encontrar alternativas de solución. 

A nivel internacional, el calentamiento global se reconoció como un problema impostergable y prioritario, frente al que se debe actuar en todos los niveles. Desde 1994 entró en vigor la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que promueve el cumplimiento de acciones entre los países firmantes. Así en 1977 en la ciudad de Kioto, los países industrializados se comprometieron que entre 2008 y 2012 reducirían los gases de efecto invernadero, al menos un 5% con respecto a las emisiones de 1990. Esto fue llamado Protocolo de Kioto, que extendió su vigencia hasta 2020, dejando entrever poco compromiso de países industrializados como Estados Unidos que nunca lo ratificó, siendo uno de los principales emisores de CO₂. Si bien el Protocolo no cumplió con las expectativas, permitió que se establecieran las bases de la política climática en muchos países, se fortalecieran las leyes ambientales y se creara un mercado de carbono. 

Agotada la vigencia del Protocolo de Kioto, a partir de 2021 entra en vigor el Acuerdo de París que nuevamente establece medidas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para los países firmantes, a través de un indicador llamado Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) que fija las metas de reducción con el objetivo de frenar el calentamiento global. Se busca que la temperatura no aumente más de 2 grados centígrados en promedio. Se busca también que los países desarrollen su propia capacidad de hacer frente al cambio climático promoviendo el financiamiento de acciones y proyectos para lograr una transición hacia una economía baja en emisiones y resiliente. A partir del 2020 cada cinco años los países están comprometidos a revisar y fortalecer sus contribuciones nacionales. El Acuerdo pone énfasis en desarrollo de capacidades, transferencia de tecnología y financiamiento para la adaptación. 

México es el segundo emisor de GEI en América Latina con 748 Megatoneladas de CO₂ equivalente, el primer lugar lo ocupa Brasil con 1,823. Nuestro país ratificó el Acuerdo de París y con ello está comprometido a reducir 25% de sus emisiones de GEI y de contaminantes climáticos de vida corta, es decir 22% de GEI y 51% de carbono negro. También promete que el sector industrial generará 35% de energía limpia en el 2024 y 43% en el 2030.  

Un gran reto cumplir estas metas, se requiere una política nacional clara y contundente para actuar y permear en los estados y municipios para que la planeación y proyectos busquen la efectiva reducción de emisiones.