¡Votemos!

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¡Votemos!

ESMIRNA BARRERA
Para no tener legisladores que ignoren la agenda medioambiental ni alcaldes que no llenen los zapatos de la responsabilidad que obtienen gracias a las elecciones, no nos equivoquemos

La primera vez que voté por alguien fue en mi época de escolar de tercero de secundaria, había que elegir un representante por cada salón, fue una sensación de lo más importante constatar que todos los alumnos teníamos el mismo valor para elegir a su representante

No se elegía al más guapo o a la más bonita, ni siquiera al más inteligente o al que tenía mejores calificaciones, se seleccionaba al compañero o a la compañera que tuviera dotes naturales de liderazgo y la capacidad de comunicarse de manera natural. También era importante que el representante de los alumnos de cada salón tuviera interés en los demás.

Luego viví las elecciones en una escuela preparatoria donde ya estaba la mano de los adultos detrás del proceso para determinar quiénes serían los representantes políticos de los preparatorianos. De por medio había el interés de estos adultos de apoyar a candidatos que querían ser directores de la escuela preparatoria. Había muchas maneras por parte de los maestros de ejercer presión en los alumnos, casi lo mismo ocurrió en las facultades en las que cursé estudios universitarios; existía siempre un interés de los adultos para obtener posiciones directivas y entonces aquellos alumnos más débiles académicamente, con el temor de que pudieran reprobarlos o de tener menores calificaciones, asumían la posición que convenía a los profesores. Sin embargo, resultaba una oportunidad votar.

Alguna vez en la facultad de economía viví como estudiante la inédita experiencia de ser parte de un grupo de alumnos con buenas calificaciones que protestó en la explanada de la torre de rectoría reclamando mejores profesores.

Ya en el tiempo en que aparecen los partidos políticos en el horizonte fue otra la forma en que observé operar a los adultos con intereses políticos, pero no muy distinta de los que buscan posiciones de poder, pero ahora se sumaban los intereses económicos. Conocí de cerca los tradicionales “amarres” entre grupos, la inversión en las jornadas electorales y la invasión absoluta de la privacidad de los ciudadanos.

Uno de los temas más manoseados por la clase política es el medioambiental. A pesar de que es indispensable cambiar nuestras prácticas de consumo y de producción energética, no existe una legislación que incentive con herramientas fiscales el cuidado de la energía. Un bono verde para empresas y para ciudadanos sería un aliciente para combatir una de las causas del cambio climático, que debería ser un término de uso coloquial porque es el trasunto que magnifica las desigualdades sociales y económicas en la humanidad.

Ayer se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente teniendo como lema la restauración de ecosistemas. En Coahuila hay una potente secretaría dedicada a este campo de actuación y es evidente que hay un cuidado por las áreas naturales protegidas incluyendo los humedales de Cuatro Ciénegas, que figuran en el mundo como sitio prioritario Ramsar. También en Coahuila, en el municipio de Torreón, podemos encontrar la reserva ecológica municipal Sierra y Cañón de Jimulco. Cerca, en territorio de Durango se localiza el Parque Estatal Cañón de Fernández. Son espacios en donde ya existe el acompañamiento de la autoridad federal y/o local.

Sería importante que los legisladores de los Congresos locales y de las Cámaras alta y baja apoyaran iniciativas para que recibieran estos nichos ecológicos mayor apoyo para su conservación y buen manejo.

Para no tener legisladores que ignoren la agenda medioambiental ni alcaldes que no llenen los zapatos de la responsabilidad que obtienen gracias a las elecciones, no nos equivoquemos. Pensemos muy bien lo que haremos con nuestro sufragio. Vayamos a las urnas y tengamos la paciencia de esperar hasta que nos llamen para ejercer nuestro voto.

Hay que evitar caer en los intereses económicos y políticos que existen y pensar en elegir a las mejores personas. No seamos parte de las rémoras ciudadanas que se abstienen de votar.Esmirna barrera