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¿Cambio o caos climático?
El doctor Edward Lorenz, fue un matemático y meteorólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts que durante toda su vida, intentó explicar por qué es tan difícil hacer buenos pronósticos del tiempo. Lorenz fue el primero en construir un modelo matemático del tiempo, es decir, un conjunto de ecuaciones diferenciales que representan los cambios de temperatura, presión, velocidad del viento, etc.
Pero también fue el propio Dr. Lorenz quien reconoció lo que ahora se denomina comportamiento caótico en los modelos matemáticos de los sistemas meteorológicos, la conclusión de que es imposible predecir el tiempo más allá de dos o tres semanas con un grado razonable de precisión.
A principios de 1960, se dio cuenta de que las pequeñas diferencias en un sistema dinámico como la atmósfera, podrían desencadenar enormes e insospechados resultados. Sus ideas marcaron el inicio de un nuevo campo de estudio que impactó no solo las matemáticas, sino todas las ramas de la ciencia, era “La teoría del caos”, también conocida como la ciencia de la no linealidad, la ciencia de la complejidad, la ciencia de la conducta recurrente al azar o la ciencia de la turbulencia y la discordia. La tercera gran revolución científica del siglo 20, junto con la Relatividad y la Física Cuántica. Sus observaciones le llevaron a formular lo que se conoció como “El efecto mariposa”, un término que surgió a partir de un documento académico que presentó en 1972 titulado: “La previsibilidad: ¿El aleteo de las alas de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Texas?”.
El efecto mariposa, es un término utilizado en la teoría del caos para describir cómo pequeñas variaciones pueden afectar a los sistemas complejos, como los patrones climáticos y sugería que los movimientos de las alas de una mariposa, pueden tener repercusiones significativas en la fuerza y los movimientos del viento a través de los sistemas meteorológicos del planeta, y, en teoría, podría causar tornados en otro lado del mundo.
Lo que el efecto mariposa parece plantear, es que la predicción del comportamiento de cualquier sistema de gran tamaño es prácticamente imposible a menos que se pudiera tener en cuenta todos diminutos factores que podrían tener un efecto en él.
Lo comento porque el pasado sábado 1 de mayo, el termómetro de mi casa marcaba 12 grados Celsius y tan solo tres días después, la temperatura escaló hasta 34 grados. En las montañas que rodean a Saltillo intensamente, y en el área urbana llovió casi 48 horas ininterrumpidas.
En Acuña, Coahuila, viviendas y automóviles resultaron afectadas de una inesperada tormenta invernal que provocó vientos muy fuertes, lluvia y una granizada salvaje que desafortunadamente suscitaron accidentes que terminaron dañando el patrimonio o la salud de algunas personas.
Se trata del cambio climático o del caos climático, como lo prefiera usted llamar, una amenaza que trae consigo el crecimiento de los mares y la extinción de numerosas especies. Para regiones como la nuestra, significa enfrentar el aumento del riesgo y la severidad de ciertas clases de condiciones climáticas extremas como pueden ser olas de calor, inundaciones, sequías y nevadas.
No es como algunos dicen, el intento de los científicos para crear falsas alarmas para engañar al público. No, el caos climático es latente y hoy mismo no sabemos si el aleteo de una mariposa en Singapur pudiera causar una ola de calor extrema en Saltillo.
Así que, en medio de este caos, en esta alucinante sensibilidad a las fluctuaciones, el cambio climático ya no puede ser visto como una amenaza lejana que pueda interrumpir o afectar la vida de nuestros nietos. No, el cambio climático toca todos los días a nuestra puerta con olas de calor y nevadas, todo durante la misma semana.
Estamos hablando del mayor desafío de nosotros como humanidad y si tan solo un aleteo de mariposa puede cambiar el curso del clima, hoy que somos 7 mil 674 millones de seres humanos y todos demandamos todo al mismo tiempo, imagine el poder que tenemos para cambiar las cosas para bien o para mal.