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Relatos y retratos de Saltillo: La casa Laroche y su huella imborrable
Esta hermosa residencia desafortunadamente fue destruida en la década de los cincuenta del siglo 20. Se encontraba sobre la calle Ramos Arizpe, a unos pasos de la esquina con la calle Cuauhtémoc. Con un estilo arquitectónico norteamericano, aunque se pueden advertir detalles europeos, fue sin duda una de las residencias más bellas de la llamada colonia extranjera. Casas alrededor de la Alameda Zaragoza.
Contaba con estructura de madera que soportaba el techo cubierto con láminas acanaladas probablemente galvanizadas. Otro detalle curioso son los 52 balaustres, por el número de las semanas del año, dispuestos a lo ancho de la casa para formar un barandal meramente de ornato. También claramente se puede ver una asta bandera de buen tamaño, donde seguramente en días patrióticos ondeaban emblemas de dos naciones, Francia y México.
Lo que resulta muy interesante es la buhardilla, que se proyecta verticalmente más allá del plano del techo inclinado, comúnmente era para aumentar el espacio utilizable del desván o ático, también tenía como propósito que circulara aire a través de la ventana de rejillas. Por último, dos tiros de chimeneas, las cuales eran muy útiles para soportar los intensos inviernos saltillenses.
Interesante resulta descifrar varios símbolos que se encuentran sobre la fachada de la propiedad. Orgullosamente el propietario mandó poner en la parte alta de la casa, ENERO 1882, seguramente tiempo cuando terminó de erigir la residencia. Entre la palabra del mes y el año se aprecia un monograma con dos letras “L” y “E”, sobre ellas, hay una estrella de cinco picos. Las letras hacen alusión a las iniciales del dueño de la casa, Eduardo Laroche, la estrella corresponde al nombre de la fábrica de jabones de su propiedad, La Estrella del Norte, presumiblemente se refiere a la estrella polar, base de la navegación, ya que se encuentra en el polo norte celeste, la también llamada Polaris es el centro de las trayectorias circulares por efecto de la rotación terrestre.
UN PRÓSPERO EMPRESARIO
Laroche dirigió en Saltillo una fábrica de jabones, donde experimentó y utilizó en la elaboración especies de flora nativa de nuestro desierto. Fabricó jabones a base de goma de lechuguilla, los cuales tuvieron buena aceptación por parte de la gente de Saltillo. Quiero pensar que la goma se refiere a un extracto de cera del agave lechuguilla.
La producción de La Estrella del Norte operó en la parte trasera de la propiedad donde vivía Laroche, en la esquina nororiente de las calles Cuauhtémoc y Colón. En la década de los cincuenta del siglo pasado, los herederos de Laroche vendieron esa parte. En épocas pasadas estuvo un supermercado llamado Bodegas Populares, hoy están las oficinas de una central obrera, CROC.
Hombre de muchas habilidades, otra aportación importante del trabajo que realizó el ingenioso industrial, fue el levantamiento del plano de la ciudad de Saltillo en 1902, a escala una a seis mil, el plano fue ordenado por el Gobierno del Estado de Coahuila.
El plano fue minuciosamente dibujado, el cual resulta muy amigable por lo fácil de su lectura e interpretación, de manera clara se aprecia el trazado irregular de calles y advierte la nomenclatura, muestra además los edificios, plazas, fábricas y puntos principales, sin dejar de largo el recorrido de las vías del sistema de transporte público Tranvías del Saltillo, carros de tracción animal, cariñosamente llamado tranvías de mulitas.
UNA FAMILIA DE GRANDES TALENTOS
El comerciante e industrial, Eduardo Rougier de Laroche Lacroix, contrajo matrimonio en 1867 en Cadereyta, Nuevo León con Librada González Gutiérrez. Es probable que las altas temperaturas de la población neolonesa lo hayan hecho venir a Saltillo, nuestra ciudad en aquellos años gozaba de mejor clima. Eduardo R. Laroche llegó procedente de Revel, Alto Gerona, Francia, una comuna francesa en la región de Mediodía-Pirineos, situada 50 kilómetros al este de Toulouse.
El matrimonio Laroche González procreó a Josefina Laroche, quien se casó con el inglés John B. Harlan, dueño del molino de trigo La Goleta, los hijos de este matrimonio fueron: Carmen, famosa maestra y pintora que realizó muchos cuadros al óleo de la ciudad, Eduardo, quien se destacó en los negocios y se casó con Concepción Cavazos y por último la renombrada concertista Josefina Harlan Laroche.
Cuantas cosas interesantes se debieron contar dentro de aquella casa, las paredes fueron testigos de innumerables e interesantes conversaciones y en diferentes idiomas.