La vacuna

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La vacuna

Este es el tema de interés en la actualidad, donde la demanda de vacunas contra el COVID-19 supera su oferta, creando una escasez que se traduce en muertes y angustia para miles de millones de personas alrededor del mundo. Para aliviar esta situación, dos expertos en la materia, Zain Rizvi y Lawrence O. Gostin, tienen una propuesta partiendo de una experiencia concreta.

En 2006 ante temores de una pandemia de alcance mundial, el gobierno de George Bush implementó un programa con el propósito de enseñar al mundo a fabricar la vacuna para combatir la gripe aviar. A partir de esta experiencia, los expertos mencionados proponen que el gobierno de Biden comparta “la receta” de la vacuna del COVID-19 con los países que no la tienen.

Ante señalamientos de que la totalidad de la población del planeta no podrá ser vacunada antes del año 2024 -en México al paso que vamos nos tardaríamos unos ocho años; no tenemos prisa- y tomando en cuenta que la iniciativa COVAX de las Naciones Unidas, sólo cubre al 20 por ciento de la población mundial, los investigadores proponen la intervención de Estados Unidos para incrementar radicalmente la fabricación de esta vacuna.

Estamos ante un asunto que tiene numerosas aristas, siendo una de ellas la política, en la que se despliega una intensa competencia por el liderato en la producción de esta vacuna, lo que nos lleva a recordar la lucha por la carrera espacial entre la entonces Unión Soviética y Estados Unidos. Ahora a esas dos potencias se suman China, y en menor medida la India.

En el plano económico hay que partir del hecho de que el desarrollo de este fármaco implica inversiones de miles de millones de dólares, y para recuperarlos, los inversionistas deben proteger sus fórmulas a través de las patentes. Esto último no lo entiende López Obrador, cuando critica a los países que concentran las vacunas, siendo que ellos asignaron dinero para su producción. El problema es que AMLO es contrario a la ciencia, a la que le regatea presupuestos y sigue anclado en el trapiche; es decir, en la prehistoria.

Otro ángulo económico tiene que ver con los propios intereses de Estados Unidos, ya que una economía mundial debilitada por la pandemia significa menos ventas de sus productos en el resto del mundo. Si Biden llegase a liberar la fórmula de las vacunas para que otros países las produzcan, no sería únicamente una decisión humanista, pues existen elementos prácticos importantes a favor de esta medida.

En efecto, los estadounidenses tienen mucho qué ganar si optaran por esta vía, ya que se estima que una vacunación lenta, implicaría para la economía global en 2021 una reducción de alrededor de 3 trillones de dólares; casi tres veces el PIB de México.

En el 2019, el año previo al COVID-19, la economía mexicana adquirió mercancías de nuestro vecino del norte por un valor de 257 mil millones de dólares, y suponiendo que nuestras compras disminuyeran un cinco por ciento, eso se traduciría en cerca de 13 mil millones de dólares menos para ellos. Esta cantidad es inferior a los 9 mil millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos, en una primera etapa, ha destinado para apoyar a las grandes empresas farmacéuticas.

Lo anterior representa un factor para que Biden pudiese negociar con estas corporaciones a fin de que compartan sus fórmulas con todo el mundo, sin embargo, por otra parte, tiene la presión interna para vacunar en el menor tiempo posible a la mayor cantidad de personas en su país.

De acuerdo a la última información disponible, en México han sido vacunadas 3.8 millones de personas; tres por cada 100 habitantes, que nos coloca muy cerca de Bangladesh, lo que confirma el pésimo manejo de este problema por las autoridades de la 4T. Son pocas las vacunas porque hubo improvisación para gestionarlas, algunas han perdido su validez por fallas logísticas y se da un manejo electoral en su aplicación.

Mientras esto sucede, en plena debacle sanitaria, el señor López-Gatell en los últimos meses se fue de vacaciones a la playa, se subió a un avión comercial sin mascarilla y hace días se fue a pasear a la colonia Condesa, y para variar sin protección. Estamos ante una muestra de impunidad absoluta con la complacencia del Presidente.

Ante esta situación, no sería extraño que hasta ahora, haya más coahuilenses vacunados en Texas que en su propio estado.