La diputada Irma Juan Carlos, de Morena, arremetió contra la senadora panista Lilly Téllez y la calificó de torpe, estúpida, racista y hasta "hija de puta" por lo que consideró un insulto a la medicina tradicional y a los pueblos indígenas de México.

Téllez se refirió el pasado 2 de noviembre como “superchería” e “idealización de la ignorancia” al ritual mazateco celebrado con motivo del Día de Muertos en Palacio Nacional, incluida una “limpia” al presidente Andrés Manuel López Obrador.

En una carta abierta dirigida a la senadora del PAN y publicada en sus redes sociales, la presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados aseguró que, al enterarse de dichos insultos, sintió que la sangre le hervía.

“Para el diccionario de la Real Academia Española, la estupidez es una torpeza para comprender las cosas y cuando la estupidez va de la mano con la maldad, explica Marcelino Cereijido, estamos ante la presencia de los hijos de puta”, dijo a Téllez, y agregó:

“No dudo que cabes en esa categoría; primero porque has demostrado torpeza para comprender las cosas; segundo, porque eres traicionera; tercero, porque eres mentirosa, y cuarto, porque eres irresponsable”.

Más aún, la legisladora oaxaqueña le manifestó a la senadora su desprecio y pidió su “destierro simbólico” de las comunidades indígenas.

“No pediré que te disculpes, pues tú no sabes qué es eso. Tampoco pediré sanción alguna, porque ninguna sanción puede remediar la afrenta hecha a nuestras hermanas y hermanos de los pueblos indígenas, pero estoy segura que la mejor sanción será el desprecio rotundo de la ciudadanía y de los pueblos originarios en las urnas el día de las elecciones. No más personas racistas en el poder; no más personas de la hijoputez”, remarcó.

La diputada Juan Carlos lamentó que la senadora Téllez no alcance a comprender la medicina tradicional indígena que, a inicios del Siglo XX también fue descreditada por la “visión imperialista” de la medicina y la “imposición de blancos como tú”.

Tras llamarla traicionera, cínica, hipócrita, sinvergüenza y desmemoriada de primera, exigió a su ex correligionaria: “¡Déjanos en paz, deja en paz a nuestros hermanos y hermanas de los pueblos originarios!”.