No aceptan recomendaciones, mucho menos señalamientos en lo que están equivocados y ya mejor ni hablamos si alguien tiene la osadía de denunciar la preocupante situación económica agudizada por las absurdas políticas y ocurrencias que minan la confianza y restan credibilidad a los inversionistas.

Como acto reflejo responden y rechazan otros puntos de vista. Independientemente que la recomendación o la crítica provenga del sector empresarial, de las mismas agencias calificadoras, de analistas económicos o como fue esta última ocasión, de algún organismo financiero internacional.

Ahora tocó el turno al Fondo Monetario Internacional, quien en días pasados recomendó al Gobierno de México elevar la base de contribuyentes a través de una reforma fiscal, incurrir en un mayor endeudamiento para incentivar la economía, así como posponer la realización de la refinería de Dos Bocas y limitar la participación de Pemex en el sector energético solo a las áreas más rentables.

Cabe destacar que estas declaraciones se dieron en el marco de las consultas correspondientes al Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, el cual señala que los países miembros recibirán visitas por parte del personal del organismo para emitir conclusiones sobre el estado que guarda la economía de dicha nación.

Evidentemente dichas recomendaciones no gustaron mucho en algún sector del gabinete económico, pues van en contra del espíritu de la política económica de esta administración.

Más tardó el FMI en emitir estas conclusiones preliminares que el tiempo que se llevó el subsecretario de Hacienda Gabriel Yorio en responder y minimizar las recomendaciones realizadas por la institución que encabeza la búlgara Kristalina Georgieva.

“El FMI dio recomendaciones con las que no concordamos y son contrarias a opiniones en foros especializados”, subrayó el funcionario de Hacienda en su cuenta de Twitter. No obstante, habrá que investigar a cuales foros especializados hace alusión, porque la realidad es que todas las opiniones serias y conocedoras del tema apuntan a hacia la misma línea que el FMI.

Causa extrañeza, pero a la vez mucho alivio, que no haya sido el propio secretario Arturo Herrera, quien haya entrado al quite para desmentir al FMI. Ya sea porque el mismo Herrera no esté de acuerdo con la respuesta oficial del Gobierno, o bien para evitar el ridículo de que el principal encargado de la política económica y financiera del país se prestara a ese absurdo.

Pero como bien versa el refrán, “no hay peor ciego, que aquel que no quiere ver” y la dura realidad nos hará ver nuestra suerte, más temprano que tarde.