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Por la crisis hacen rifas para reconstruir iglesias
AMECAMECA.- Antes de entrar los abuelitos se toman una fotografía con su nieta en el acceso principal de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XVI y que fue dañada por los sismos de septiembre de 2017.
“Nos dijeron que estuvo cerrada varios meses por el temblor de hace tres años, la verdad es la primera vez que venimos aquí y quisimos entrar a la iglesia porque nos han dicho que es muy bonita, qué bueno que ya está abierta y parece que ya está bien, por lo menos es lo que se ve a simple vista”, comentó Eleazar Rodríguez, residente de la alcaldía Venustiano Carranza.
Una nube inmensa situada sobre la cabecera municipal amenaza con ocasionar una tormenta en unos instantes y los feligreses corren para refugiarse en el interior del que es considerado un monumento del arte virreinal.
La lluvia que cae en la fachada del templo edificado por los dominicos revela las grietas que provocaron los movimientos telúricos de septiembre de 2017 que no cubren en su totalidad la pintura clara que le aplicaron después de restaurarla.
“Esas grietas que se ven a los costados de la entrada, son parte de los daños que tuvo por el temblor y que se ven más claras cuando le cae agua a la parroquia”, contó uno de los feligreses que acude de manera periódica al recinto religioso.
Y la rehabilitación de ese inmueble histórico ha sido lenta. “Se partió la parroquia completamente, decían que 16 centímetros, pero luego ya que escarbaron fueron hasta 40 centímetros los que tuvieron que reparar”, recordó uno de los habitantes amecamequenses.
Según los residentes, en la restauración de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción no se destinaron recursos provenientes del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
“Aquí no ha llegado el dinero federal, aquí fue la propia comunidad la que pagó los trabajos para que se arreglara la iglesia porque es de todos y así la sentimos como nuestra, todos pusimos nuestro granito de arena para arreglarla y que se abriera lo más pronto posible”, contó otro de los vecinos de Amecameca.
Pero no fue poco el tiempo que los habitantes tuvieron que esperar para que el recinto estuviera de pie y en funcionamiento otra vez. Un año y un mes estuvo cerrada la parroquia.
Durante ese tiempo, los servicios religiosos se hicieron en una carpa que habilitó el párroco en el inmueble mientras se junta dinero para restaurarlo.