Gestión cultural: un puente que debe ser tomado

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Gestión cultural: un puente que debe ser tomado

Hacer cultura es una expresión complicada; decir que se hace cultura es una declaración aún más atrevida, porque la cultura la hacemos todos, en nuestros hábitos, en nuestras expresiones, en nuestros ritos, en nuestro arte; se desarrolla a diario y nunca se mantiene estática.

Dependiendo de la fuente puede englobar absolutamente toda expresión humana o puede reducirse, como es lo habitual, al arte y la ciencia. Es en este último punto que la gestión cultural nace como un puente para llevar las propuestas de los creadores al público, a su audiencia.

Las y los gestores culturales buscan desarrollar proyectos que estimulen el consumo de estas expresiones a través de muy diversas estrategias pero su propia cultura, sus gustos personales, sus prejuicios y sus ideales influyen sin duda alguna en lo que apoyarán, en lo que presentarán a las personas y en cómo lo harán.

Estas figuras pueden tener tanta o tan poca influencia como cualquier otro profesional y pueden llevar a cabo sus tareas de manera independiente o desde las instituciones gubernamentales y es en este último apartado que es de suma importancia saber quién está a cargo.

Desde el pasado jueves 27 de agosto un grupo de artistas de Saltillo denunció a Iván Márquez por actos de misoginia y acoso sexual en lo que primero fue una acusación por redes sociales y luego una denuncia formal en diversas instancias, declaración que provocó indignación en muchos creadores de otras disciplinas y ciudadanos por igual, además de que motivó a otros tantos más a compartir experiencias por demás desagradables con el funcionario.

Los artistas, que ya se cuentan por los cientos, exigen al alcalde Manolo Jiménez la destitución de Márquez, petición que a la fecha sigue sin tener respuesta, más allá de una promesa de investigación sobre el caso, en una nota que fue publicada en este mismo medio el pasado 2 de septiembre.

Del otro lado, el gestor de cultura no emitió mayor declaración que un texto que compartió con medios locales donde niega todas las acusaciones y mientras que las voces de apoyo a los afectados cada día son más, muchos de los cuales han asegurado que no resulta para nada sorprendente que él se haya comportado así, en su defensa ha sido nula o muy baja la cantidad de opiniones que han surgido en redes, como si fuera complicado defender una postura de inocencia o siguiendo una estrategia donde el silencio es su mejor carta.

Con el hashtag #IvánNoMeRepresenta los artistas se han unido para pedir la destitución de un funcionario público que, en efecto, no representa al grupo que debería representar y, por el contrario, los ofende. Y no solo no los representa en el ámbito personal, sino que tampoco lo hace en el profesional, pues el hashtag y, por ende, el movimiento, denuncian a un hombre carente de valores para ejercer un puesto público en nuestros tiempos, también abarca de manera implícita el poco apoyo que su administración a otorgado a la comunidad artística local.

A tan solo unos meses de haber iniciado Márquez labores como director del IMCS, en febrero del 2018, la artista Natalia Blanco denunció que, en primer lugar, sus intervenciones murales, parte del proyecto “Amor es amor y punto”, que colocó sobre unas estructuras que dejó la administración previa, fueron removidas por el municipio y cuando solicitó una audiencia con el gestor para solicitar su colaboración esta nunca se dio. Pero mientras que su propuesta encontró puertas cerradas en el instituto recibió el apoyo de muchas otras instancias y medios como esta casa editora, el sitio Pero Sigo Siendo el Gay y hasta figuró en el sitio de Mónica Maristáin.

Continuando con artes visuales en casi tres años de trabajo pocas han sido las exposiciones que han tenido los recintos del municipio, actualmente cerrados por la pandemia, pero inactivos durante casi todo el 2019 debido, según declaró Márquez entonces, a mantenimiento que se les estaba dando a los inmuebles.

En las letras su círculo literario bautizado en honor de Jorge Ibargüengoitia produjo dos series de publicaciones, pero la segunda poca difusión ha tenido, además de que han publicado distintos libros infantiles de autores seleccionados por el IMCS en formatos variados, sin mencionar otros tantos libros de sus colaboradores cercanos.

En el teatro destacaron propuestas como su proyecto en el CERESO Femenil, pero su taller de dramaturgia, de tener el potencial de ser semillero para el talento local, se convirtió en una maquiladora de obras teatrales que no permite la maduración de sus creadores ni como autores ni como directores, dado el poco tiempo que se les da para ser llevadas a cabo.

La música, al menos la que se gestiona desde el Centro de Estudios Musicales, ha continuado sin muchos cambios su labor de administraciones pasadas, de formar a los jóvenes e investigar sobre el patrimonio musical coahuilense, pero fuera de allí la situación ha servido más como una plataforma para la difusión de los gustos personales de Márquez.

Desde las constantes presentaciones del imitador “La sombra de Juan Gabriel” —sin mencionar que fue la música de Juan Gabriel la que, al no ser apreciada por una mujer, dio pie a otro de los incidentes por los cuales se le denuncia— hasta un homenaje al Festival OTI de la canción en el Festival Internacional de Cultura de Saltillo 2018, el IMCS ha favorecido una agenda muy personal, dejando de lado a los creadores de la ciudad.

Tan solo hay que ver en lo que se convirtió el proyecto “Almas con rostro”, murales que en su origen buscaban ser espacios para plasmar a figuras destacadas de las comunidades de la ciudad, en un ejercicio que involucraba a la ciudadanía en su creación y reforzaba la identidad de los barrios y colonias, ahora es un escaparate para los gustos del director y congraciarse con sus amigos, como sucedió con el mural dedicado a José Elías Moreno —acompañado de una exposición y hasta una puesta en escena multidisciplinaria— personaje que si bien es representativo de una generación a nivel nacional, ¿en qué está ligado con Saltillo para merecer un homenaje así en la ciudad?

Y, por supuesto, no hay que olvidar a la Pastorela de Coahuila, espectáculo que sobrecargó de elementos —con referencias a diestra y siniestra sobre motivos de la cultura coahuilense— y modificó la intención original de los textos de las pastorelas de los ejidos Palma Gorda y el Jazminal —incrustando memes del momento y halagos petulantes al alcalde en un texto originalmente pensado como una alabanza—, llevándose de paso a la expresión cultural que por más tiempo Márquez a difundido: los matlachines, al ponerlos como siervos de Satanás cuando en la realidad son guardianes de la fe, danzantes que dedican sus pasos a una virgen o un santo y que esta puesta en escena lo hicieron al demonio, todo mientras planeaban desde el IMCS hacer de esta cultura patrimonio de la humanidad —proyecto que tampoco ha presentado nuevos avances desde marzo del 2018—.

Si yo digo que #IvánNoMeRepresenta no es solo por su comportamiento y sus valores, porque aunque me han tocado un par de abrazos y tocamientos no bienvenidos e incómodos, por fortuna no han llegado a ser un episodio tan desagradable como a otros compañeros sí les ha pasado y con quienes me solidarizo, sino que también lo digo porque hay que poner sobre la mesa del alcalde que quien designó para gestionar la cultura en Saltillo, el representante con el foro más importante de la ciudad y cuya plataforma más saltillenses voltean a ver, “hace cultura” desde sus gustos e ignorando las necesidades de quienes, realmente, debería representar.

La gestión cultural es un puente entre el creador y el espectador y es necesario que los artistas comencemos a considerar con seriedad quiénes desempeñan este cargo, cuáles son sus intenciones, cuáles son sus resultados y si realmente son tan efectivos como lo anuncian. La Secretaría de Cultura del Estado de Coahuila ya tiene a su Consejo Ciudadano de Cultura, que con sus errores ya es un paso en la dirección correcta. Tal vez es momento de tomar el puente y que en Saltillo el arte tenga mayor representatividad en el ayuntamiento también.

 

mmarines@vanguardia.com.mx