Chilo, político de campanario

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Chilo, político de campanario

Los estragos del huracán Hanna nos han venido a confirmar que Isidro López Villarreal, exalcalde de Saltillo, es un político de campanario, o sea, el que hace falsas promesas, el irresponsable, el de la farsa y la simulación. Pero además de que Chilo encaja en el concepto, también hay que decir que es el único responsable de la inundación del fraccionamiento El Campanario, donde decenas de familias perdieron su patrimonio por culpa de este alcalde que en su momento autorizó el taponeo de un arroyo que, con el torrente del huracán, fue motivo del desastre.

A esto hay que agregar el antecedente de que los gobiernos del PAN en Saltillo han sido concesiones políticas de una falsa pluralidad para una sola familia. Y de esa familia han sido alcaldes Rosendo Villarreal, Manuel López Villarreal e Isidro López Villarreal, este último fue como entregarle el poder a un menor de edad.

Hace un año (31/08/2019), en este mismo espacio señalábamos las anomalías detectadas a don Chilo por la Auditoría Superior del Estado (ASE). Como buen político de campanario, Isidro López argumentó que se trataba de una persecución política, una muleta que ahora no podrá esgrimir en contra de los vecinos de El Campanario, víctimas de su mal gobierno, porque les ha causado un gran daño, mucho padecimiento y un quebranto económico incalculable.

Y es que ha trascendido que los vecinos de El Campanario demandarán a don Chilo y a la constructora que tapó el paso natural del arroyo El Blanco, cuyo cause desviado provocó la inundación de su fraccionamiento.

Y que conste que hace cuatro años, en la columna del 27 de agosto del 2016, defendíamos a Chilo por las inundaciones que provocaban las lluvias diciendo: “Y ni modo de culpar a nuestro alcalde Isidro López Villarreal de todos los estropicios que nos dejan las lluvias, pues esta ciudad tiene un mal incurable que seguirán padeciendo las generaciones futuras y que son las aguas pluviales que bajan de sur a norte buscando el cauce natural de los arroyos taponeados y que será muy difícil volver a recuperar”. Bueno, pues haga usted de cuenta que mal aconsejamos a Chilo porque al año siguiente, 2017, autorizó taponear el arroyo El Blanco, la causa del desastre en El Campanario.

También en el mes de agosto, pero del 2014, a unos meses de que don Chilo asumiera el poder, decíamos que el nuevo alcalde era una paradoja, un empresario convertido en burócrata municipal, pero sin conciencia social, con el equivocado concepto del progreso (por las fotomultas) y que era el resultado de una cuota de poder a la familia López, igualmente que su primo Jorge Torres López, otra ficha lisa en bartolina.

Hay que recordar que la primera acción de Chilo al asumir el poder fue pintar de azul las letras de Saltillo. La segunda fue aumentarse el sueldo. La tercera fue instalar las fotomultas y la cuarta fue convertir a su caddy en director municipal. Puras acciones de progreso improductivo que este político de campanario fue tomando como si fuera menor de edad, hasta que decidió taponear un arroyo con el que provocó el desastre en El Campanario. Y aquí el dilema para la Fiscalía será si consigna a Chilo a un juez penal o, ya de plano, a un tribunal para menores.