La voraz burocracia del INE y sus institutos estatales electorales

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La voraz burocracia del INE y sus institutos estatales electorales

Uno de los vicios del INE, y de sus vástagos los institutos electorales de los estados (OPLE’s), es que están conformados por burócratas muy voraces y no por demócratas atentos al sentir de los mexicanos que, por supuesto, no están de acuerdo con esa ambición desmedida que manifiestan por los recursos públicos con la cual muestran un espíritu antidemocrático, muy solidario con todos los de su especie, una característica del esprit de corps de la alta burocracia.

Y esto nada tiene que ver con Andrés Manuel López Obrador y su aversión por el órgano electoral. En esta columna hemos criticado a los árbitros electorales desde la sucia designación de Luis Carlos Ugalde al frente del IFE en el 2003, una aberración que arrastra el INE aunque haya cambiado de nombre y de consejeros, es la misma suciedad que Lorenzo Córdova cohonestó con la mañosa reelección de Eduardo Jacobo Molina como secretario ejecutivo del INE.

Es cierto que el suscrito es un lego en la materia electoral de este País, la cual, es un mamotreto que adolece del gigantismo burocrático similar al que padeció la Unión Soviética, con instancias federales y locales consistente en el INE y sus oficinas locales y distritales, 32 OPLE’s, un TEPJF con sus cinco salas regionales, 32 tribunales estatales, la Fepade y las 32 fiscalías locales. Todo repleto de burócratas no de demócratas.

Y de esa inmensa élite oficial los que más abusan del erario son los del INE y los OPLE’s, que si acaso fueran científicos dedicados a la tarea de descubrir vacunas, medicamentos o avanzadas tecnologías, estaríamos conscientes de sus privilegios para evitar su fuga el extranjero, pero ¿qué es lo que produce esta burocracia dorada? Más burocracia, más progreso improductivo.

Y es que no hay mejor recurso para la prostitución que el dinero. Como sucede con los consejeros electorales, que son de los que más cobran dentro del aparato del Estado, codicia que los ubica en una muy baja jerarquía moral.

Cualquier ciudadano puede percibir los vicios que se padecen en esta democracia sin demócratas. Basta citar el vicio más deleznable que viene arrastrando el INE actual: las cuotas partidistas que dan al traste con la autonomía que tanto presume el farsante Córdova Lorenzo.

El año 2003 se oye lejano, pero no lo es en cuanto a la tiránica designación de todos los consejeros electorales por Elba Esther Gordillo y el panista Germán Martínez, ahora morenista. Luis Carlos Ugalde, asesor de Elba Esther, fue designado consejero presidente de ese IFE que luego operó la cuestionada elección de Felipe Calderón.

¿En qué momento se truncó la buena simiente de aquel consejo ciudadano de José Woldenberg, Miguel Ángel Granados Chapa y Agustín Ortiz Pinchetti? Porque en realidad eran ciudadanos que no le cobraban a los ciudadanos de México para hacer una labor que resultó superior a la de muchos consejeros electorales rapaces.

Lorenzo Córdova es un burócrata que pretende ser demócrata. También fue designado por cuota partidista. Su ambición de dinero y poder borra cualquier rasgo de grandeza en este consejero venal. Y de veras que estamos jodidos con estos ganapanes del voto, farsantes que a diario abusan del lenguaje de la democracia.

En el INE urgen demócratas, no burócratas.