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No necesitamos tecnólogos, sino maestros
Millones de estudiantes de todo el mundo han cambiado de clases presenciales a estilos a distancia (online) y asistir físicamente a la escuela se queda en casa (homeschooling) para llevar a cabo su aprendizaje. La mayoría de las escuelas, desde nivel preescolar hasta universitario, están adoptando clases sincrónicas (tiempo real e instantáneo, pero a distancia) y asincrónicas (clases o actividades no instantáneas y el alumno responde a su ritmo y posibilidades). Algunas aplicaciones comunes utilizadas por las instituciones educativas son: Blackboard y Canvas (Collaborate), Zoom, Google Meet (Hangouts), Microsoft Teams, Skype, YouTube Live o Facebook Live. Algunas de ellas son gratuitas, pero con limitaciones en su uso como el tiempo en línea o no uso de todas sus propiedades.
Otras escuelas, especialmente de nivel básico, han adquirido paquetes o softwares educativos para que sus alumnos adquieran los conocimientos y habilidades. ¿Cuál ha sido el propósito más importante de las instituciones educativas? Es implementar las mejores estrategias digitales para que sus alumnos logren los objetivos y acrediten sus niveles académicos. Y para su logro, los maestros han tenido que cambiar su estilo de enseñanza presencial y tradicional a distancia y digital, invirtiendo decenas de horas para capacitarse. Sin embargo, hay que tener cuidado: “Lo importante no es formar tecnólogos para enseñar, sino buenos maestros en didáctica y aprendizaje que puedan usar la tecnología”.
Observo que la mayoría de las escuelas ponen su mayor énfasis en hacer a sus maestros expertos en tecnología para que puedan utilizar las aplicaciones y sus alumnos recibir clases a distancia, pero olvidan de cómo los estudiantes aprenden en forma efectiva cursos no presenciales. Focalizan solamente su capacitación en ser experto tecnólogos de las aplicaciones: videos, simulaciones, grupos de discusión, exámenes en línea, lectura de pdfs, tareas, entrega de actividades, tomar lista de asistencia, etc. Claro que esto es muy importante y hay que dominarlo, pero se olvidan de que el proceso de aprendizaje no es igual presencial que a distancia. ¿Sabemos la diferencia de leer en papel que en pantalla? ¿Cuánto tiempo puede mantener la atención en una clase online? ¿Es el mismo diseño de un examen en línea que presencial? Qué estrategia tiene mejor comprensión y aprendizaje: ¿Tomar notas a mano o en laptop? ¿Es lo mismo trabajo colaborativo o en equipos virtuales que presenciales? ¿Cuáles son las consecuencias del multitasking en la retención del aprendizaje?
El maestro debe ser un genio en didáctica y aprendizaje que sepa usar la tecnología, y no necesariamente un genio en tecnología que enseñe. La tecnología siempre será un medio y nunca un fin en ambientes educativos. En la década de 1980 se consideraba que aprender los lenguajes computacionales BASIC y LOGO eran fundamentales para crear procesos intelectuales que favorecían la escuela, pero no. Y en la década de 1990 consideré que el CAI (siglas en inglés Instrucción Asistida por Computadora) y los paquetes (software) educativos iban a reemplazar al maestro. Y tampoco.
La pandemia ha forzado a una gran cantidad de instituciones educativas a cambiar sus estilos de enseñanza, y claro que no hay otro camino. Sin embargo, toda la energía educativa debe estar centrada en cómo lograr el aprendizaje significativo y permanente usando la tecnología, no al revés. Existe el peligro de hacer educadores expertos tecnólogos y olviden cómo aprenden sus alumnos.