Andrés Manuel López Obrador, un presidente coyuntural

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Andrés Manuel López Obrador, un presidente coyuntural

En el sistema político por el que ha transitado Coahuila y el resto del País, salvo el presente régimen en el que accedió al poder Andrés Manuel López Obrador, visto como un presidente coyuntural y no precisamente por tener capacidad para gobernar, sino porque el pueblo había llegado hasta el hartazgo de la conducción por miembros de un partido hegemónico que los impuso durante ocho décadas otorgándoles carta abierta para hacer y deshacer, incluyendo sobre todo la hacienda pública que con manos libres sustrajeron cantidades de dinero por toneladas, además de poseer poder e influencia para hacerse de concesiones y demás beneficios.

Con su gobierno hemos vivido una incertidumbre que dificulta emprender proyectos, ya que en la mañana dice una cosa y en la noche dice otra. Con esas actitudes, a ojos vistas, cualquiera cavila en que sus pensamientos tan enredados y contradictorios nacen de una mente que no tiene claridad en descifrar los problemas que inundan el ambiente, por lo que adopta un papel de ventrílocuo de muñeco de gabinete, ya que no es creíble que gente tan preparada como la ministra en retiro y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, con un talento extraordinario, y el factótum del gabinete, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, entre un grupo de funcionarios que exteriorizan declaraciones alineadas con el pensamiento presidencial con el objeto de lanzar un buscapiés para computar la opinión pública, y de su respuesta medir si hay lugar a una controversia y en su caso recular y resurgir como el salvador, mientras que los miembros de su corte son calificados como los malos de la película.

Me parece que sus claques se han contagiado de esa actitud en el sentido de que no existe una evidencia en el caminar del régimen, cuya vía no es recta sino un zigzag, pero que no se atreven a contradecirlo a pesar de que tengan razón, y dejen de lado la dignidad por el temor de que se vengue de ellos, pues ya sabemos cómo actúa. Con el paso del tiempo podrán decir que fue una vergüenza haber pertenecido a un equipo que lleva trotando a la nación como sea.

Sus ideas, si así se le pueden llamar, no tienen cabeza en la actualidad, pues por lo que se ve pretende regresar a un comunismo o socialismo que ya fueron desterrados del mundo, pues no puede superar que desde su niñez vivió con carencias, por lo que siempre ha mostrado una rabia ver a los que viven mejor que él.

Winston Churchill muy ilustradamente dijo: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de los ignorantes, el evangelio de la envidia, y su virtud es el reparto igualitario de la miseria”.

No es posible que en pleno siglo 21 se quiera restablecer lo que se desechó en 1989, cuando se liquidó el bloque comunista, y que el socialismo que pregona de querer que su gobierno ejerza un liderazgo en la economía, lo que será extremadamente incontrastable por el grupo pudiente de los empresarios, ya que tiene que observarse un equilibrio de fuerzas, pues al menos el gobierno actual no tiene ni la madurez ni la capacidad para convertirse en la punta que abra horizontes para que nuestra economía nos lleve al progreso.

Las mediciones que han hecho los encuestadores han dado calificaciones al Presidente muy aceptables en lo que se refiere a su popularidad, aunque en las últimas semanas han bajado en forma importante. Sin embargo, suena raro esa calificación, pues ha sido alta en su aprobación pero baja en resultados, pues la democracia participativa que tanto invoca López Obrador en la manera de tomar en cuenta la voz y el voto de la ciudadanía para la toma de decisiones políticas, ha sido una hibris que toca las lindes de la sinrazón.

Otro más de sus disfraces es que dice que vivimos en una democracia representativa, es decir, que el pueblo ejerce su soberanía a través de sus órganos representativos que se eligen por votación o, lo que es lo mismo, que las leyes que promulga son aprobadas por los diputados, sus diputados, los que realmente están a su servicio dictaminando la normatividad como se las envía en sus iniciativas.

En fin, a ver hasta cuando seguiremos por este túnel en el que encontremos la luz.

Mientras, seguimos en el limbo. Si es que todavía hay.

Se lo digo EN SERIO.

@aguirreperalesf

franciscoaguirreperales@gmail.com