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Los gobernadores no están por la ruptura, pero sí por un ‘nuevo pacto fiscal’
Cinco mandatarios estatales se reunieron ayer en el puerto de Tampico, Tamaulipas, para evaluar la estrategia que de forma coordinada están implementando para enfrentar los efectos de la pandemia del coronavirus. Dejaron claro en esta reunión que no existe ánimo rupturista del pacto federal, pero sí de impulsar un nuevo esquema fiscal para el país.
Mucho se ha comentado en las últimas semanas respecto de las manifestaciones realizadas por los mandatarios del noreste mexicano (el de Coahuila entre ellos) respecto de la asimetría del actual esquema con el cual se distribuye la recaudación tributaria del país.
Algunas voces han llevado el discurso al extremo de plantear la escisión del país, aunque a fuerza de ser precisos debe decirse que los mandatarios estatales no han puesto tal idea sobre la mesa.
Ayer, sin embargo, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, precisó que aún cuando no existe la intención de “balcanizar” la república sí consideran necesario crear un nuevo pacto fiscal, a fin de que “el monto, asignación y distribución de los recursos federales nacionales sean equitativos y acordes a la realidad de los estados y municipios en sus necesidades”.
La discusión, debe decirse también, no es nueva. Las inconformidades por la forma en la cual se distribuye la mayor parte de los recursos tributarios del país -que se concentra a nivel federal- viene de lejos, esencialmente porque los órdenes de gobierno que se encuentran más cercanos a las demandas de la población son los que cuentan con menos recursos para responder a estas.
En este punto es necesario decir también que la asimetría con la cual los gobiernos estatales son tratados por parte de la Federación es reproducida por estos en perjuicio de los municipios, incluso cuando hablamos de grandes ciudades cuyos gobiernos deben atender los problemas crecientemente complejos que necesariamente generan las grandes concentraciones humanas.
Tienen razón pues, los gobernadores, cuando reclaman un trato más equitativo por parte del Gobierno de la República, pero valdrá la pena que este reclamo contenga una mínima dosis de autocrítica que les lleve a reconocer que el trato del cual se quejan es exactamente el mismo que ellos dan a los municipios de su entidad.
En general pues, el núcleo del problema radica en la concepción centralista que históricamente hemos tenido en México respecto del ejercicio del poder. Y es que pese a ser -en el papel- una república federada, integrada por estados “libres y soberanos”, lo cierto es que en México hemos construido un sistema híper presidencialista que centraliza las decisiones a partir de una variable crítica: la concentración del dinero público.
Así pues, lo que realmente debe cambiar en México es la concepción en el ejercicio del poder. Si eso se modifica, de manera natural se creará un sistema de recaudación y distribución de recursos tributarios que nos convierta, por consecuencia, en una auténtica república federal.