Doctoras de Saltillo que trajeron al mundo a bebé milagro por COVID-19 narran su historia
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Doctoras de Saltillo que trajeron al mundo a bebé milagro por COVID-19 narran su historia
VANGUARDIA entrevistó al equipo que atendió a “José Luis”, el primer mexicano que nació de una madre infectada con coronavirus, la cual perdió la vida durante el parto. “Lo más difícil era no poder abrazarlo”, señalan las pediatras quienes aún siguen mensajeando con el padre para saber cómo se encuentra la salud del bebé.
Adriana Mendoza Tinoco tiene 33 años y hace dos años terminó la especialidad en ginecobstetricia. Sus manos fueron las que recibieron a “José Luis”, el primer bebé nacido en México fruto de una madre positiva a COVID-19 y quien falleció días después de su nacimiento.
Adriana tiene dos años asignada a la Clínica 1 de Saltillo, los mismos que lleva atendiendo miles de partos. Es una doctora joven proveniente de la Ciudad de México. Su familia, al enterarse del suceso se alarmó pero Adriana, por su vocación, señala que lo haría las veces que sea necesario.
Narró la acciones que realizó al enterarse que se trataba de una mujer positiva con Covid-19.
“Nos hablaron el día viernes a las 9 de la mañana para avisarnos que ya estaban resueltas la rutas que se iban a seguir para la mamá y para el bebé, y para que tuviéramos el equipo quirúrgico completo”, dijo la especialista.
Fueron ocho las personas que recibieron a “José Luis” en un procedimiento que duró aproximadamente 40 minutos. Fue una situación extrema, ya que la paciente sufrió un colapso.
“La paciente cayó en paro ya venía entubada. Ya estaba en un servicio de terapia intensiva en Monclova y ocupó maniobras de reanimación avanzada”, señaló la doctora.
Sobre su reacción al enterarse que se trataba de un caso positivo y el alto riesgo que esto significa para su propia integridad no dudó en actuar y confió en el equipo que le rodeaba y que el ambiente estaba controlado.
“Ya nos habían dicho que era una paciente confirmada. Y nos habían dado algunas capacitaciones de colocación de protección personal. Eso me tranquilizó. Se comprende que a pesar de ser un paciente positivo el ambiente está controlado. No hubo mucha incertidumbre”, dijo.
“La técnica cambia mucho, nos ponen un overol, una bata interna y una externa, tres pares de guantes, por lo que la motricidad de las manos cambia mucho. También llega un momento en que la respiración se dificulta. También traemos unos googles que se empiezan a empañar.
“Todo esto hace que la cirugía que se complique. Además nosotros sacamos al bebé en medio de la maniobras de reanimación que le estaban haciendo a la mamá”, señaló.
A Adriana le realizaron la prueba, ya que durante un parto los fluidos se externan y eleva el grado de contagio. Después del procedimiento el equipo permaneció tres horas aislado por seguridad de la paciente y por seguridad del resto de la población del hospital. La prueba resultó negativo.
NO PUDIMOS ABRAZARLO
“José Luis” fue trasladado a la zona pediátrica de la Clínica 1, en donde la neonatóloga Martha Isabel Martínez Moreno y el equipo dirigido por María Gabriela González, jefa del Departamento de Pediatría, lo estaban esperando.
“Fue un nacimiento prematuro y la mamá era diabética. Esto ya de por sí causa problemas de salud en el recién nacido. El bebé nació por la depresión respiratoria que le causaron los medicamentos recetados a la mamá. Todo eso se hizo una bola de nieve y los primeros días fueron críticos.
José Luis se fue totalmente sano, sin ninguna secuela y después de varios estudios lo dieron de alta en días anteriores.
Ya que José Luis estuvo aislado de su familia, María Gabriela González, la jefa de pediatras, se dio a la tarea de estar en comunicación constante con el padre de familia informando los avances de la salud de su hijo. Hasta ahora el equipo sigue en comunicación con la familia para saber cómo va.
Dejan familia por salvar vidas
Las doctoras mencionan que dentro de la clínica hay muchas mujeres y hombres que se han tenido que aislar de su familia por seguridad. Una cuestión difícil ya que la soledad en este tipo de procesos pesa el doble y llaman a la población a mantenerse en casa.
“Mi esposo es médico también. Me aislé de mi familia externa. Tengo un mes sin ver a mis padres o a mis vecinas. Si esto se agrava en la Fase 3 tendré que limitarme a no verlo con tal de que ellos estén bien”, dijo la doctora Martha Isabel.
Por su parte María Gabriela González, jefa de pediatras agregó que mucho personal ha optado por separarse de sus hijos para no ponerlos en riesgo.
“Con esta contingencia casi no nos vamos. Alguien tiene que tener el liderazgo que se necesita. El cuerpo directivo la mayoría somos mujeres. Tuvimos que aislarnos de la familia. Los compañeros médicos dejaron a sus hijos hasta fuera de la ciudad. Hay que estar aquí. No te puedes ir a descasar. También necesitamos saber que contamos con alguien y es triste saber que por decisión propia se encuentren lejos de ti”, agregó.
Actualmente el Departamento de Pediatría de la Clínica 1 atiende en promedio a 125 neonatos patológicos, 6 prematuros extremos, que en ocasiones tienen un pesos de máximo de 500 gramos y muchos de ellos son historias de éxito por lo que ellas y ellos se consideran heroínas y héroes mucho antes de la llegada del COVID-19 a México.