Participaciones federales (a Coahuila lo que le corresponde)

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Participaciones federales (a Coahuila lo que le corresponde)

Especial

El viernes 4 de octubre de 2019 escribí la columna que aquí reproduzco tomando en cuenta que ha tomado actualidad.

Un camino muy fácil para solucionar un problema es irse por una vía libre sin obstáculos y, si llegara a haber y éstos fueran insalvables, proceder como se decía en la edad media: cuando un nudo no se puede desatar se corta. Es cierto que hoy en día esa frase suena como un exceso, pero en abono a la justicia sería prudente que, después de la pandemia que estamos viviendo, se discutiera.

Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) del Gobierno Federal, quien tiene un talento extraordinario, dicho por personas que conocen de su trayectoria, ha hecho en diversas ocasiones recomendaciones a los gobernadores de los estados en el sentido de que pongan en práctica estratégicas que conduzcan al incremento en la recaudación de impuestos y en programas de fiscalización a los contribuyentes mediante auditorías.

Desde luego esa es una vía cómoda, pues hay que recordarle al secretario que su dependencia administra un dinero que es concebido en las entidades federativas, producto del pago de impuestos que son derivados del esfuerzo de los empresarios y de los trabajadores locales. Es decir, que la fuente de riqueza reside en los estados.

Es verdad que ese dinero recaudado en las entidades proviene de impuestos federales, por lo que fue suscrito un convenio entre los estados y Hacienda en el que se estipula, mediante una fórmula, el porcentaje que participan de ellos Estado y Federación.

Sin embargo, siempre se ha insistido por parte de los estados que el porcentaje que le participa el Gobierno Federal es sumamente bajo, lo que impide satisfacer las necesidades mínimas que demandan las ciudades, aun cuando cada entidad posee un sentido de pertenencia que la federación debe comprender.

Ese otro camino fácil que Hacienda recomienda es que los gobiernos estatales establezcan otros impuestos locales, sin pensar que los contribuyentes hacen esfuerzos para enterar los que ya existen, refutando que le añadan más carga tributaria pues resulta fácil e interesante decir que si no se completa suban tasas o impongan nuevos gravámenes para salir del paso.

Para obtener soluciones que conduzcan a escenarios que mejoren los resultados de las necesidades ciudadanas, dentro de la Conago provóquese una revisión del convenio de coordinación fiscal con la fuerza de los gobernadores, de manera que hagan enérgica su voz y les otorguen mayores participaciones o de lo contrario establecer un sistema fiscal local.

La fórmula con la que se elabora la dispersión de las participaciones federales a los estados y municipios fue ideada, claro, por de la Secretaría de Hacienda, obviamente estableciendo un gran margen a su favor, por lo que siempre las autoridades locales tienen que andar suplicando la obtención de recursos adicionales.

A las autoridades centrales les debe quedar claro que esos ingresos se recaudan en los estados y que, por lo tanto, en estricta justicia deben tener una mayor participación de ellos, por lo que no es posible que los gobernadores les anden mendigando mayores recursos, pues ello constituye una perversidad que raya en la inmoralidad.

Por otro lado, si la Secretaría de Hacienda está interesada en hacerles auditorías a las finanzas de los estados con la intensión de descubrir actos de corrupción y que por lo tanto no se completa, ¿no consideran que dentro de sus filas también pudieran suscitarse hechos similares? O sea, todos son corruptos, menos nosotros.

En este sexenio federal hemos vivido en un ambiente basado en una mitomanía excesiva que el presidente López Obrador ha envuelto al País todos los días hablando de justicia, pues si es así, ahora mismo tiene la oportunidad de demostrar que es el momento de que las participaciones federales sean más justas en su reparto.

Por lo menos, si es agradecido, hágalo en retribución a los votos que le otorgaron para sentarlo en la silla del águila. Eso sería también una justa correspondencia.

O a menos que actúe como el campesino del azadón.

Se lo digo EN SERIO.

@aguirreperalesf

franciscoaguirreperales@gmail.com