Hace siete años que estoy enamorada de una persona y, en el fondo sé que no me abrí a formar pareja con nadie porque siempre lo elegí a él. Conocí a muchas personas en estos años, pero siempre terminaba comparándolas con él y, si me llamaba, cancelaba citas y me iba corriendo a su encuentro. Nos vimos durante tiempos largos, en diversas etapas. Siempre hubo alguien más en su vida, de quien sí estaba enamorado, yo era una rueda de auxilio o un mientras tanto. Hace dos años volvimos a cruzarnos y nos empezamos a ver nuevamente. Cada vez que lo veo, caigo. Con el tiempo sentía que era diferente, que me tenía en cuenta, que le gustaba más que las veces anteriores en que habíamos estado, después de un año y medio de vernos así, terminó definitivamente con su novia y empezó a buscarme más. Hace unos meses empezó a alejarse cada vez más, si bien me escribe, ya no nos vemos más de un par de veces a la semana. Hace cuatro días le mandé un mensaje diciéndole que no aguantaba más mendigarle cariño, que no podía obligarlo a querer hacer cosas conmigo, pero que no quería eso para mí.

Tristísima

Estimada Tristísima:

Nadie merece ser el segundo plato de nadie, tienes que valorarte para que te valoren. Que seas su compañera y él tu compañero.

Llora, enójate, ... saca el dolor que sientes, si hace y te resulta terapéutico escríbelo y una vez sacadas todas las emociones, sal y conoce a otra persona o haz tus cosas, actividades que te gusten y quizás ahí encuentres el verdadero amor de tu vida y no lo que parece ser una obsesión. No sigas con esa dependencia emocional hacia ese chico, por muy maravilloso que te pueda parecer. La perfección no existe, pero hay que acercarse.