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DéJà vu: once años después de la Influenza
A excepción de la que en aquel entonces fue una oportuna actuación gubernamental, cualquier parecido con la realidad actual, es mera coincidencia…
Era la madrugada del 23 de abril del 2009 y todo México despertó con la noticia. Lo que antes se percibía como una serie de historias aisladas, ya comenzaba a tomar forma. Era la propia SEP en conjunto con Secretaría de Salud la que determinaba la suspensión de clases en toda la República.
Semanas antes se conocieron casos en algunos estados del país, pero su impacto y el manejo gubernamental de estos hechos se minimizaron. El temor empezó a propagarse a la misma velocidad que el virus. La psicosis y la paranoia en torno a una enfermedad que amenazaba con diseminarse mediante el contagio colectivo, cambió por completo el ambiente. Se respiraba un aire de miedo, pesimismo y aislamiento.
Los reportes de infectados atendidos en los centros médicos, así como los probables casos de contagio crecían día a día. La Presidencia de la República tomó directamente el manejo, procesamiento y difusión de las cifras de infectados, desplazando a la Secretaría de Salud como portavoz del Gobierno Federal en el tema.
A pesar de algunas voces de incredulidad que consideraban a la influenza como un distractor político, la realidad internacional mostraba otra cosa. En reunión de emergencia, la Organización Mundial de la Salud, elevó el nivel de riesgo a fase 6, la más alta de todas las categorías, que equivalía a un nivel de pandemia.
Solo bastaba con observar el semblante del secretario de Salud para dimensionar el tamaño del problema. Mediante conferencias de prensa diarias, informaba los datos recabados y reportados por los sistemas de salud estatales. Los medios atosigaban con todo tipo de preguntas al secretario de Salud sobre la situación.
Para blindar al titular de la dependencia de los medios, se planeó que en cada conferencia de prensa se acompañara al dr. Córdova Villalobos de un secretario de Estado. Los titulares de Economía, Trabajo, Gobernación y Hacienda, desfilaron para dar su diagnóstico desde la esfera de su competencia. De nada sirvió, en ese momento el político más mediático y con mayor atención de la ciudadanía, se llamaba José Ángel Córdova Villalobos.
En algunas entidades se ordenó el cierre de restaurantes y comercios. En plena crisis económica y financiera mundial que no tenía precedentes desde la década de los treinta, nos vino a caer en mal momento la influenza, que terminó por darle el golpe final a la economía.
El segundo trimestre de ese año, acabó con una contracción del PIB del 8.9%. Era la peor caída del indicador desde 1981, año en que se empezó a computar el PIB de manera trimestral. El recuento de daños -además de las lamentables pérdidas humanas-, era una economía en recesión. La influenza y la crisis económica mundial vinieron a formar una dupla mortal.